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Escenarios
Martes 24 junio, 2025

Apostar al silencio

**Renunciar a la palabra
**Vivir con bajo perfil

UNO. Callar... para siempre

Hay un gran enigma en la vida. El día cuando las personas renuncian a las palabras y apuestan al silencio.
El día cuando están vivos, pero han decidido callar para siempre.

Y más en cierto tipo de mujeres y hombres cuyas palabras alumbran los días y las noches como, por ejemplo, los poetas, los novelistas, los cuentistas, los filósofos, los intelectuales.
Incluso, los ascetas como los monjes y las monjas.
Octavio Paz Lozano, Nobel de Literatura, tuvo par de experiencias con dos hombres sabios y quienes de pronto se sumieron en el silencio total y absoluto.

DOS. Un hombre sabio o imbécil

El primero fue cuando en París coincidió en un evento cultural con el filósofo y sociólogo, Claude Levi Strauss.
Azorado y asombrado, Paz buscó un amigo común para ser presentado.
Y cuando estuvieron frente a frente, y agarrando confianza, Paz le platicó sobre equis tema. Y habló. Y siguió hablando.
Y en ningún momento, Levi Strauss le contestó.
Simplemente escuchó al poeta mexicano.
Después, Octavio Paz quedaría desconcertado y comentando al amigo común que ignoraba si había estado frente a un hombre sabio o frente a un hombre imbécil.

TRES. “Estábamos a punto de llorar”

Paz tuvo la misma experiencia cuando le presentaron a él y a un grupo de amigos en París al poeta norteamericano, Ezra Pound.
Famoso Ezra Pound, además, porque había empujado la vocación y la carretera literaria de James Joyce y Ernest Hemingway.
Se conocieron en un teatro en París. Entonces, Ezra Pound tenía ochenta años de edad y lo acompañaban su hija y una amiga habilitada como enfermera para cuidarlo.
Ezra Pound les extendió la mano y sin pronunciar una sola palabra.
Paz le preguntó su opinión sobre una exposición pictórica y Ezra Pound apenas, apenitas, movió los labios, pero sin pronunciar una palabra.
“Fue triste y al mismo tiempo prodigioso. Y estábamos a punto de llorar”, escribió Paz, por su estado de salud.
Pero con todo, Octavio Paz quedó en la incógnita ignorando si Ezra Pound “era un venerable imbécil” o un venerable sabio.

CUATRO. Vivir como elefantes

“Es el enigma de todos los que escogen el silencio” dijo Paz a la cronista y escritora, Elena Poniatowska, en el libro “Octavio Paz, las palabras del árbol”.
Y es que, bueno, la naturaleza humana es así, digamos, como los elefantes, quienes cuando sienten, huelen, perciben, que pronto morirán se retiran de la manada a una cueva en la montaña y allí, solos, esperan el momento estelar de la muerte.

CINCO. Sumar. Sumarse. Y sumirse

Nada retrata tanto la vida como la frase bíblica de unos políticos: “Hay momentos de sumar. Sumarse. Y sumirse”.
Y nada más inteligente y cuerdo que a una edad (sexta, séptima, octava década, según el caso y las circunstancias) replegarse y retirarse.
Incluso, si se tiene y padece una enfermedad terminal y con muchos, excesivos dolores de por medio, lo ideal es la sedación paliativa para dejar de sufrir y dejar de molestar a la familia.
El silencio como eje de los días y las noches. (lv)


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