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Escenarios
Jueves 19 junio, 2025

Historia de un consagrado

**Oculta su vida privada
**Triunfó sin conocer a nadie

UNO. Bob Dylan empujando la carreta

La historia de Bob Dylan, el famoso compositor e intérprete Nobel de Literatura en el año 2016, testimonia la vida de un hombre que lleno de fe en sí mismo y esperanza inaudita se lanzó al ruedo artístico sin conocer a nadie en Estados Unidos.

Nacido en Minnesota en 1941, a los veinte años de edad “quemó sus naves” en el pueblo y de “aventones” llegó a Nueva York, cargando la mochila con dos muditas de ropa y una guitarra vieja.
Y en la bolsa del pantalón el recorte de una noticia periodística donde hablaban de un intérprete, su héroe, y a quien deseaba conocer.

DOS. Nunca buscó dinero ni amor

Incluso, en su biografía revela que viajó a Nueva York para conocer a un montón de compositores y guitarristas y cantantes a quienes admiraba.
Y precisa sin rodeos: “Nunca fui a Nueva York en busca de dinero ni de amor”.
Desde un principio y toda su vida ha sido un artista callado, con bajo perfil, lejano pero cordial y afectivo, y con mucha, muchísima confianza en sus atributos y cualidades.
Bastaría referir que cuando la Academia Sueca le otorgara el Nobel nunca asistió a la ceremonia.
Y únicamente se presentó a recoger la medalla tres, cuatro meses después.

TRES. Conoció a su héroe

La tarde noche cuando llegara a Nueva York de inmediato se asentó en el barrio artístico conocido como Village, allí, donde, por cierto, el cronista y escritor John Reed tenía su departamento con una señora casada con un banquero y quien era su amante.
Entonces, Bob Dylan se fue a un bar donde se reunían los guitarristas.
Un grupo de ellos ahí estaba platicando de música. Y nunca se acercó.
Uno de ellos fue a la barra y lo abordó preguntándole si conocía a su guitarrista héroe y símbolo.
“Está enfermo” le dijo y le pasó el nombre del hospital.
Y de inmediato, Dylan se fue al hospital y allí conoció a su héroe.
Y fue tanta su emoción que de inmediato le cantó una canción compuesta exprofeso para él y llena de admiración y pleitesía.
Honrar… honra.

CUATRO. Adoptado por un guitarrista

Su héroe le presentó a otro guitarrista. Y como Dylan era un chico de veinte años y con limitaciones económicas aquel músico lo invitó a su casa y casi casi lo adoptó y seguro de sus cualidades y atributos de hecho lo adoptó como su alumno.

CINCO. Canciones de fuego y azufre

Y su historia comenzó.
Sus canciones le abrieron paso.
Y su voz.
Y su destreza para tocar la guitarra.
Y su juventud.
Incluso, a los veinte años de edad, en Nueva York tuvo dos amantes. Ambas, jóvenes.
Una chica, cien por ciento religiosa, deslumbrada con su vocación artística.
Y otra chica, también guitarrista.
Y su corazón con sus pasiones oscilaba en medio de las dos.
Decía: “Mis canciones son de fuego y huelen a azufre”.
Desde los veinte años, nunca habló de su vida personal. Era su templo inviolable. Vida privada.
Su fe en sí mismo y la esperanza de triunfar (como fue) lo han mantenido vigente.
Desde Londres, los Beatles viajaron a Estados Unidos para conocerlo.
Bob Dylan los indujo a fumar mariguana. (lv)


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