Veta Nahle al rector de la U.V.
1 (Convoca Ley Orgánica; la edad, de por medio)
Ya lo dijeron el santo papa... Y el jaranero de la iguana verde... Y la gobernadora de Veracruz: Prohibido ser rector de la Universidad Veracruzana, UV, a los 65 (sesenta y cinco) años de edad.
Lo establece la Ley Orgánica de la máxima casa de estudios.
Nahle, con el tiro de gracia al sociólogo de la Sorbona, Martín Aguilar Sánchez, obsesionado de manera obsesiva en repetir como rector de la UV.
Ahora, únicamente falta que el doctor Aguilar, soñando con reelegirse, entienda el mensajito del palacio del gobierno del Estado.
Más con la oposición de cuatro exrectores.
Salvador Valencia, Sara Ladrón de Guevara, Raúl Arias Lovillo y Víctor Arredondo.
Y de una parte creciente de la comunidad académica.
Y del trío de aspirantes a la silla embrujada de las Lomas del Estadio.
Y de ñapa, con los cuatro miembros de la Junta de Gobierno y quienes han dimitido y/o los renunciaron.
Y, bueno, con tanta oposición en contra ya se verá el dictamen de la gloriosa Junta de Gobierno.
Aquella que, dice el constitucionalista Salvador Valencia, es cien por ciento autocrática para pronunciar las últimas palabras sobre la elección del rector.
Aquella que, asegura Valencia Carmona, es la ley académica más autoritaria del país.
Y más, mucho más, si los miembros de la Junta de Gobierno fueron elegidos con el cabildeo del rector.
Indicativo y significativo: En el sistema político se vive el país de una sola mujer.
La presidenta de la nación.
Y el Veracruz de una sola mujer.
La primera gobernadora.
Y como reza el dicho popular:
Si estás bien con la gobernadora, mucho mejor con los ángeles y querubines.
Y si tienes cortocircuito, el mundo se incendia.
Peor, mucho peor, cuando desde el poder se transgrede la ley.
Desde luego, nadie dudaría de que antes de la declaratoria de Nahle convocando el veto de la Ley Orgánica a Martín Aguilar por la edad, habría consultado a su equipo de abogados.
Y por eso mismo, su postura.
Luego del Festival de Salsa...
Y del carnaval jarocho en puerta...
Y de la libertad para el perredista Rogelio Franco Castán encarcelado por berrinches y caprichos de Cuitláhuac García Jiménez...
Y del revire a la fusión de las secretarías de Turismo y Cultura...
Ya se verá el desenlace en la máxima casa de estudios.
Si Martín Aguilar queda fuera y/o si se reelige.
2 (U.V., entre la legalidad y la ilegalidad)
La elección del rector en la UV está demasiado politizada.
Caray, hasta una campaña que académica para comprobar la tendencia de la comunidad magisterial, estudiantil y burocrática.
A tono, digamos, con el tiempo guinda y marrón en que todos los cargos públicos son llevados a consulta ciudadana partiendo de la base de que "el pueblo manda".
"El pueblo manda", ajá, como lo cacareaba el subcomandante Marcos anunciando el paraíso terrenal para los indígenas de Chiapas.
Y como el doctor Martín Aguilar es el rector en turno bien podría, digamos, inclinar la balanza del Dedazo a su favor.
Con todo, y ahora, la gobernadora en contra soñando con la aplicación de la Ley Orgánica.
De hecho y derecho, la UV entre la ilegalidad y la legalidad.
La ley, aseguraban en el siglo pasado priista, "es un trapo de cocina".
Yo soy la ley, alardeaban.
"Aquí mando yo" dijo aquella.
"Hay días cuando me siento dios" festinaba Calígula.
"Si Dios no existe, yo soy Dios" anunció el escritor ruso, León Tolstói.
"No hay más ruta que la nuestra" vociferó el muralista David Alfaro Siqueiros.
"Por encima de usted está la ley" dijo el Procurador General de Justicia, Ignacio Rey Morales Lechuga al presidente Carlos Salinas de Gortari.
Y Salinas lo destituyó.
3 (Dedazo de gobernadores)
A los exrectores Víctor Arredondo Álvarez y Raúl Arias Lovillo les fue bien con el gobernador en turno, Fidel Herrera Beltrán.
Arredondo, por ejemplo, hasta se convirtió en su secretario de Educación.
Y Arias Lovillo fue una especie de asesor político mirando lejos. Más lejos.
Y la UV, por añadidura, escalando.
Los rectores anteriores fueron elegidos, y de acuerdo con la ley, por el jefe del Poder Ejecutivo estatal.
Y como si fueran parte del gabinete. (lv)