En momento estelar, uno de los poblados, un chico de unos veinticinco años, agarró camino a Estados Unidos.
Y se detuvo en Carolina del Norte para trabajar en el campo. Jornalero que era en El Hizotillo.
De campesino en Veracruz a campesino en la nación más poderosa del mundo.
Y se metió al campo con toda la energía incandescente de su juventud.
Pero más, mucho más, porque el hambre suele dar muchas cornadas.
Soñaba con mantenerse en el rancho sembrando y cosechando pistaches con la misma intensidad que empujando la yunta de bueyes en el campo jarocho.

DOS. E.U., paraíso terrenal

Los vientos le fueron generosos y favorables.
Allí se quedó, cortando pistaches. Allí continúa.
Y como en su pueblo, igual, igualito que en tantas demarcaciones del estado jarocho, dominan y predominan el desempleo, el subempleo y los salarios pichurrientos, entonces, poco a poquito, pian pianito, empezó a llevarse, primero, a los hombres de la familia.
Después, a los amigos.
Luego, a los vecinos y paisanos.
Hay quienes aseguran que la mitad de la población masculina de hombres de El Hizotillo chambean en EU.

TRES. Patriarca del pueblo

Y, claro, todos enviando las remesas a sus familias.
En unos casos, vaya, las familias han construido y reconstruido sus casas con las remesas.
En otros, enviando a los chicos a la universidad.
En otros, utilizadas para garantizar el itacate, la despensa, la torta y la tortilla en casa.
Y la ropita. Y los zapatos.
El chico aquel, de nombre Abraham, dichoso y feliz, digamos, como el patriarca del pueblo.

CUATRO. Hijos estudiando

Varios años después, Abraham se llevó a su esposa y dos hijos a Carolina del Norte.
Y a chambear en el rancho al lado de la esposa y la familia del ranchero próspero.
La esposa, laborando como cocinera y en el aseo y limpieza de la casa.
Los hijos, de quince y dieciséis años de edad, auxiliando al padre.
Más ahora cuando opera una máquina para abrir el surco y que sustituye a la yunta de bueyes en su pueblo.
Además, los chicos estudiando y haciendo méritos para legalizarse guiados por el ranchero norteamericano, tan agradecido con todos ellos.
Y con el ejército de paisanos trabajando en sus campos.

CINCO. Tarea titánica crear empleos

Un millón de paisanos de Veracruz son migrantes en EU.
En la dirección de Asuntos Migratorios de la secretaría General de Gobierno aseguran que únicamente, ajá, son ochocientos mil.
Cuestión de números, resulta inverosímil que tantos paisanos migraran al país vecino buscando la chamba que aquí, en los cuatro puntos cardinales, nunca pudieron encontrar.
Empleos dignos. Estables. Pagados con justicia laboral. Y con las prestaciones de la Ley Federal del Trabajo.
Pero ni hablar, sexenios van y vienen y la migración jarocha continúa escalando los peldaños más altos.
Cierto, la creación de empleos en un pueblo, cualesquiera sean, significa tarea titánica. (lv)