Además, con tratos inhumanos del Servicio de Control de Inmigración y Aduana de Estados Unidos.
ICE... por las siglas.
Y en Veracruz, la estrepitosa caída de las remesas.
En más de sesenta municipios (61), familias completas esperando con fe y esperanza las remesas que de manera puntual, cada mes, los familiares en Estados Unidos les enviaban.
Y ahora, como la feroz cacería de Trump incluye hasta la persecución y detención de niños en escuelas, guarderías y templos, los migrantes han decidido permanecer en casa sin cumplir con la faena laboral, temerosos a una captura, y lo peor, a una deportación.
Lo documenta la organización Signos Vitales.
En el país, la caída de remesas en 237 (doscientos treinta y siete) demarcaciones.
Y en Veracruz, 61 municipios.
Caray, en un Veracruz (como en el resto de la nación) donde mujeres y hombres partieron a EU para buscar un empleo digno, estable y cubierto con justicia laboral.
Y migraron simplemente porque aquí en "el Veracruz de moda", el gobierno del Estado ha sido y es incapaz de animar y reanimar la creación de empleos.
Y en contraparte y como parte de un círculo vicioso, la iniciativa privada demandando seguridad en la vida y en los bienes como lo establece el llamado Estado de Derecho.
En la última declaración de los transportistas, por ejemplo, denuncian cincuenta robos diarios a sus traileros en la carretera de Puebla a la ciudad jarocha.
Y en tales circunstancias, ni modo tengan ánimo y confianza para invertir y reinvertir y crear fuentes de empleo.
Y, claro, ninguna duda que de continuar Trump (como parece) con su política migratoria, peor crisis económica en Veracruz con las remesas suspendidas.
Más, mucho más, cuando Trump ordenó la redada en Los Ángeles para vengarse y ajustar cuentas con el gobernador demócrata de California.
California, considerado el Estado Santuario de EU para los migrantes.
Por fortuna, en México, la presidencia de la república, dichosa y feliz de que Trump la halague.

2 (Vacas gordas; pero más, flacuchas)

El relato bíblico sigue cumpliéndose.
El tiempo de las vacas gordas, muy limitado, y el tiempo de las vacas flacas, germinando en el surco.
Vacas gordas: el envío de las remesas de migrantes a sus familias en Veracruz.
Vacas flacas: la cacería Trumpiana y restringiendo las remesas.
Simplemente, madrazo seco, duro y rudo a la economía familiar en un país donde predominan el desempleo, el subempleo y los salarios pichurrientos y de hambre.
Salarios, por ejemplo, obligando a las familias, primero, a vivir con total y absoluta austeridad.
Y, segundo, cada mes corriendo al Monte de Piedad para empeñar el único patrimonio (si lo tienen) como es el anillo de boda.
Y así, llegar al mes siguiente.
Veracruz, pródigo en recursos naturales y habitado por gente jodida.
Muy jodida.
Incluso, en la miseria. (lv)