Muchos años luchando, ajá, por la libertad, la dignidad y la justicia humana.
Entonces, cuando escalan y escalan los peldaños del poder y se encumbran, los primeros traidores a ellos mismos y a sus ideales, principios y convicciones son… ellos mismos.
Pero ni hablar, en todos los tiempos y toda la vida, la vida “es así y qué le vamos a hacer” exclama un personaje literario del escritor Carlos Fuentes Macías, quien nacido en Panamá soñó con nacer en la ciudad jarocha.

DOS. Soñaron con repartir el oro y se quedaron con todo

En uno de sus libros, Ismail Kadaré, “Noviembre de una capital” cuenta la historia de unos guerrilleros en su pueblo, Albania, donde unos jóvenes guerrilleros luchan por tumbar la dictadura.
Y varios años después la tumban. Entonces, ellos ascienden al poder. Y simplemente, se vuelven iguales. Mejor dicho, peores.
Soñaban con el reparto del oro entre la gente en la miseria, la pobreza, el desempleo, el subempleo y los salarios pichurrientos.
Y quedaron con el oro.

TRES. La dictadura de ellos…

Soñaban con “La dictadura del proletariado”, influidos por Carlos Marx y Lenin, y la dictadura fue de ellos.
Soñaban con perdonar a sus enemigos, adversarios y opositores y lo primero que hicieron fue fusilar a todos ellos.
Soñaban con la libertad de expresión para los ciudadanos y la libertad de prensa para los trabajadores de la información y controlaron la prensa escrita y la radio.
Soñaban acabar con el régimen totalitario para instaurar la utopía comunista y luego luego “mostraron el diente” y se volvieron autócratas.
Soñaron con ideales y traicionaron sus propios ideales.

CUATRO. El poder hace levitar

Por desgracia significa la historia de la mayor parte, quizá de todas las tribus políticas encumbradas en el poder.
Bastaría referir, por ejemplo, el dicho popular de que “amigo encumbrado es amigo que se pierde”.
Allí está como testimonio inapelable el ex sandinista Daniel Ortega que con aquel ejército de soñadores derrocaron a Anastacio Somoza en Nicaragua.
Y Daniel Ortega fue el primer presidente. Después, perdió en las urnas. Y años después recuperó el poder.
Y desde entonces se volvió el nuevo Anastacio Somoza.
Incluso, mucho peor, porque alterna el poder como vicepresidenta con su esposita, para unos nicas considerada la gran poetisa, pero para otros, una bruja.

CINCO. Al carajo los ideales…

Nada peor en la vida como la traición a la familia, los amigos, los aliados, los socios y los cómplices.
Pero mucho peor, la traición a sí mismo.
La traición a uno mismo.
La traición a los ideales y principios, los sueños y las utopías.
Por desgracia, Judas siempre está vigente en la historia humana.
Es más, lo peor de Judas porque luego de vender a Jesús por treinta monedas en “La última cena”, compró un rancho en las afueras de Jerusalén con el dinero mal habido y a la crucifixión de Jesús en el Gólgota, unos historiadores aseguran que colgó de un árbol lleno de remordimientos.
Y otros, que se tiró de bruces a un pozo artesiano de agua dado de baja.
Así terminan los traidores. (lv)