Lo cazaron.
Lo amarraron.
Los golpearon.
Lo ataron a un poste.
Y avisaron a la policía y a quienes se lo entregaron.
Simplemente, y más allá de las teorías políticas y sociales, justicia poética.

PASAMANOS: De entrada, la extraordinaria solidaridad humana entre los vecinos.
Y más, mucho más, entre los vecinos de colonias populares.
Gente viviendo y sobreviviendo “con la medianía del salario”. Y llegando “a duras penas” al fin de la quincena y/o la mensualidad.
En una segunda lectura, en ningún municipio del Estado de Veracruz, el más alto desarrollo solidario como en la ciudad jarocha.
Sin duda, con el mayor número de ladrones y ladronzuelos y asaltantes de casas y hasta comercios, changarritos, detenidos por los vecinos.

CORREDORES: En otras demarcaciones municipales también suelen darse.
Pero “veinte y las malas” que en el puerto de Veracruz están marcando la pauta a las corporaciones policiacas.
Indicativo y significativo en el tiempo atroz de la delincuencia organizada y en donde a un lado de los carteles también crecen los cartelitos.
Incluso, los asaltantes solitarios como, por ejemplo, un sicario armado con machete asaltó la tienda Oxxo en la Colonia Veracruz del puerto jarocho.

BALCONES: En contraparte, en muchos barrios y calles de la zona conurbada, los comités vecinales anunciándose con un promocional en el frente de sus casas y hasta colgando de los árboles notificando a los malosos que están integrados y declarados en vigilancia cotidiana.
Antes, muchos antes, digamos, las guardias comunitarias integradas desde la montaña negra de Zongolica hasta la Cuenca del Papaloapan y el sur de Veracruz.
Por ejemplo, una guardia comunitaria formada con ganaderos en el Papaloapan luego del asalto a la esposa de uno de ellos.
Aquella guardia comunitaria en los Llanos de Sotavento y que tanto enfureciera a Javier Duarte como gobernador y a su secretario de Seguridad Pública, el Capitán Tormenta, y quien amenazara con la cárcel a un fotógrafo por las fotos publicadas.

PASILLOS: Y, bueno, ante tanta violencia turbulenta y huracanada desatada en los cuatro puntos cardinales del Estado jarocho…
Y ante tantos secuestros (y en la propia casa), desaparición, desaparición forzada, extorsiones y fosas clandestinas…
Y ante tanta impunidad vigente, solo queda copiar a los vecinos de la unidad habitacional “El Coyol” y vivir todos unidos a la defensiva y contraofensiva.
Es el único camino que la autoridad ha dejado… (lv)