En total, apretaron el gatillo en 103 (ciento tres) ocasiones.
Un albañil murió. Un taxista herido.
Fue el sábado 24 de mayo hacia las 6 de la tarde.
Después, huyeron. Y se perdieron en la tarde/noche del Veracruz violento.
“Ni modo, la vida es así y qué le vamos a hacer” (Carlos Fuentes Macías en labios de un personaje literario).

PASAMANOS: Los pistoleros llegaron así nomás. “Y sin decir nada”, dispararon. El rafagueo.
Caray, los sicarios olvidaron un cargador para pistola en la banqueta.
Cumplieron el cometido, la orden superior quizá, y volaron, no al cielo como Remedios la bella en la novela de Gabriel García Márquez, sino al infierno, su paraíso terrenal, digamos.
La vida en el Veracruz turbulento y huracanado que se vive y padece desde el año 2011, el primero de Javier Duarte, tiempo cuando el Estado jarocho fue considerado “el peor rincón del mundo para el gremio reporteril”.
Y cuando en Veracruz iniciara la desaparición de personas.
Y la desaparición forzada.
Y las fosas clandestinas. Colinas de Santa Fe, la más impactante en el continente latino.

CORREDORES: A estas alturas, los ocho millones y cacho de habitantes de Veracruz debiéramos estar habituados.
Acostumbrados, digamos, a los balazos y tiros.
A la sangre escurriendo en las calles y avenidas.
A los cadáveres arrojados en la vía pública y flotando en ríos y lagunas.
Y hasta colgando de puentes.
Y con cabezas decapitadas dejadas en la pista de un antro y/o sobre una mesa de la disco.
Qué duro y rudo se ha vuelto la vida en cada amanecer en los cuatro puntos cardinales del Veracruz de Agustín Lara, Toña la negra, Yuri, Natalia Lafourcaude, Paquita la del barrio y el gran caifán, Ernesto Gómez Cruz.

BALCONES: Los gobernadores han ejercido el poder desde la silla embrujada del palacio de gobierno en Xalapa.
Y se han ido.
Y otros más han aterrizado y han concluido el periodo constitucional.
Y cada día y cada noche, la población viviendo con sobresaltos.
El pan en cada amanecer. Secuestros. Desapariciones. Extorsiones. Asesinados. Fosas clandestinas. Impunidad.

PASILLOS: Se ignora si existan razones para continuar en la prensa contando las historias truculentas y revolcadas de cada día.
Ciudadanos asesinados. Mujeres feminizadas. Políticos asesinados. Reporteros asesinados. Taxistas asesinados. Niños asesinados. Ancianos asesinados. Hombres asesinados. Jóvenes asesinados. Personas desaparecidas.
36 (treinta y seis) Colectivos integrados con padres con hijos y parientes secuestrados y desaparecidos buscando a los suyos.
Y con el legítimo deseo y esperanza de encontrarlos vivos.
El pendiente social número uno de norte a sur y de este a oeste del Estado Libre y Soberano, independiente y autónomo de Veracruz—Llave.
¡Ay, cómo hace falta el capitán Fernando Gutiérrez Barrios y quien en cuarenta días y cuarenta noches pacificó Veracruz!
Y de un manotazo acabó con la invencible “Sonora Matancera”, los carteles de entonces. (lv)