Bien podría asentarse que todos eran atraídos en el carnaval jarocho.
En un principio, parece, únicamente se concentraban en Los Portales.
Y más, cuando de pronto en la zona portuaria atracaban varios barcos con marineros internacionales y cultura sexual altamente desarrollada.
Pero, indicativo, de pronto se multiplicaron en las calles y avenidas céntricas y llegaron al bulevar donde cada grupito tenía (y tiene) su esquina preferida y muchas semanas después de concluidas las fiestas de la carne.

DOS. Pasarela de modas

La competencia con las daifas se volvió más dura y ruda, incluso, cuando los hombres de alquiler apostaron a vestirse como mujercitas.
Es más, con finos y elegantes vestidos largos de colores blanco y negro que los hacía más atractivos y con pelucas con trenzas y coloreados en la cara con elegancia.
Y caminando como en una pasarela de modas.
Más, cuando los hombres de alquiler actuaban con integridad y cuando un hombre se detenía en su carro siempre, de entrada, informaban que eran hombres disfrazados de mujeres.

TRES. Dueños de la madrugada

En un principio, cuenta un cronista de la ciudad, solían aparecerse en las noches en el Centro Histórico.
Por lo general, chicos entre veinte a veinticinco años y quienes salían a cazar hombres sin cobrar el servicio.
Luego, y “con el tiempo y un ganchito” les dio por establecer una tarifa.
Y de seguro les iba “de maravilla para arriba” porque en grupitos se apropiaban de la noche y la madrugada, incluso, en temporada de lluvias y nortes.

CUATRO. Crecimiento exponencial

Tiempo existió cuando a tono con la reina y el rey feo y los reyes infantiles del carnaval también lanzaron el concurso para elegir a la Reina de la comunidad sexual.
Después, pasado un ratito aquella decisión, digamos, histórica, trascendió en varias comarcas del Estado jarocho y en donde de igual modo en los carnavales coronan a la Reina Gay.
Más en el tiempo de la liberación, más que femenina, la liberación sexual.
Y más, cuando el legítimo ejercicio de los derechos humanos los llevó a salir del clóset.
Y cuando, de ñapa, cobró vigencia la política para casar a las parejas de la diversidad sexual.

CINCO. Sólo hay géneros masculino y femenino

Significativo, pero la política se ha abierto a la diversidad biológica y gente de la comunidad sexual ocupando cargos públicos.
Desde presidentes municipales, síndicos y regidores hasta legisladores locales y federales.
La vida plural, pues. Sin rodeos.
Con todo y la feroz persecución de Donald Trump en Estados Unidos en contra de la comunidad, pues para el señor presidente únicamente existen los géneros femenino y masculino.
Gran machito que es, de paso, contratando servicios de trabajadoras sexuales y actrices pornográficas. (lv)