Elección de alcaldes
**Primer sueño: empleos
**Segundo sueño: certidumbre
**Grandeza edilicia
ESCALERAS: El domingo primero de junio, elección de 212 (doscientos doce) presidentes municipales en Veracruz.
La gran ilusión, utopía superior de altos vuelos, se centra y concentra en par de esperanzas:
La primera, la creación de empleos. Y empleos dignos. Y estables. Y cubiertos con justicia laboral.
Y más en un Veracruz con salarios pichurrientos y miserables. Cien por ciento miserables.
Y en un Veracruz con un millón de paisanos como migrantes, la mayoría sin papeles, en el Estados Unidos del amado, amadísimo Donald Trump.
Y en un Veracruz donde la mayoría de trabajadores chambean sin las prestaciones económicas, sociales y médicas establecidas en la ley Federal del Trabajo.
Y en donde la mayoría de empleados, nunca, rara vez quizá, perciben el pago de horas extras y menos, mucho menos, el aguinaldo.
En todo caso, un aguinaldo ofensivo y humillante.
PASAMANOS: Y, dos, el legítimo sueño, aspiración, deseo, de una vida sin sobresaltos.
Sin asaltos en casa. Sin robos en los negocios.
Sin autobuses de pasajeros asaltados en los caminos y carreteras.
Sin tráileres saqueados en el camino.
Sin desapariciones. Y en casa.
Sin desaparición forzada.
Sin asesinatos.
Sin feminicidios.
Sin fosas clandestinas.
CORREDORES: Los futuros presidentes municipales (igual, igualito de quienes en el mes de diciembre terminarán el periodo constitucional) alardean en el palenque público que pavimentarán muchas, muchísimas calles.
Que alumbrarán calles y avenidas para la seguridad en la noche.
Que construirán aulas y escuelas.
Que introducirán agua potable y energía eléctrica en los pueblos urgidos.
Que crearán parques públicos.
Que favorecerán el desarrollo deportivo. Y educativo.
Que garantizarán la salud pública.
La verborrea. El palabrerío.
Y bendito el Ser Superior de cada uno, cuando, caray, todo lo anterior forma parte de su obligación institucional.
Simplemente, dejar de hacerlo significa el mundo en contra de ellos.
BALCONES: El desafío mayúsculo está en animar y reanimar la creación de empleos y en construir puentes para garantizar (y como cacarea el llamado Estado de Derecho) la seguridad en la vida y en los bienes.
Desempleo y subempleo e inseguridad, incertidumbre y zozobra integran lo que bien pudieran denominarse los Jinetes del Apocalipsis, los males de la caja de Pandora, los Círculos del Infierno en todas y cada una de las doscientas doce demarcaciones municipales del Estado Libre y Soberano de Veracruz-Llave.
PASILLOS: Y porfis, ningún argumento de peso y con peso existe de por medio para que los alcaldes “se laven las manos” como el amiguito Poncio Pilatos y digan, por ejemplo, que crear empleos y mejorar la seguridad corresponde a los gobiernos estatal y federal.
Es tarea de todos.
Y entre las tribus políticas han de empujar la carreta y patear el balón y remar la canoa y explorar zaguanes para abrir la posibilidad.
La grandeza de un presidente municipal (mujer, hombre o fantasma) está en cabildear y cabildear hasta donde sea necesario para generar empleos y lograr una vida tranquila y en paz. (lv)

