Grandeza literaria
**Antes, grandeza humana
**La vida de Antón Chéjov
UNO. Humilde y sencillo
Antes, mucho antes de alcanzar la grandeza literaria, el escritor ruso, Antón Chéjov se sublimó con la grandeza humana.
Fue, digamos, una persona sencilla, modesta, humilde, generoso y solidaria.
Por ejemplo: us padres eran pobres. Muy pobres.
Antes, mucho antes de alcanzar la grandeza literaria, el escritor ruso, Antón Chéjov se sublimó con la grandeza humana.
Fue, digamos, una persona sencilla, modesta, humilde, generoso y solidaria.
Por ejemplo: us padres eran pobres. Muy pobres.
Entonces, con los seis hijos dormían en un cuartito más, mucho más chiquitico que una habitación de una casita del Infonavit.
Incluso, vaya maravilla, dormían sobre un petate. Y acomodados en el suelo.
Y apenas, apenitas, los hermanos iban llegando a los seis años de edad, todos, a trabajar.
Y a chambear en lo que fuera posible para llevar unos centavitos a casa para el itacate y la despensa.
Con frecuencia, iban a la cama, mejor dicho, al petate, sin cenar.
DOS. El niño genio
Hacia los diez años de edad, un profesor descubrió en Antón Chéjov la vena literaria. Y le sugirió escribiera cuentos cortos.
Y cuando Chéjov le entregó el primero, el maestro lo llevó a un periódico. Y se lo publicaron. Y se lo pagaron.
Y el niño Antón llegó dichoso y feliz a casa y entregó el dinerito a mamá.
El profe lo siguió animando y reanimando y cabildeando para la publicación de sus cuentos.
Incluso, cuando era joven y dos hermanos estaban casados y con hijos, Antón les ayudaba con dinerito para comer obtenido con sus cuentos.
TRES. Siempre con un cucurucho
Toda la vida padeció de los pulmones. Siempre andaba con un cucurucho de papel donde escupía la sangre y lo guardaba en el saco y lo tiraba al fuego en la primera oportunidad.
Una casa donde estuviera de visita. Un restaurante donde pudiera colarse.
Su abuelo había nacido esclavo. Y como esclavo fue ahorrando dinerito para comprar su libertad y la libertad de la esposa y los hijos.
Y aquella circunstancia marcó su vida. Y desarrolló a plenitud la solidaridad humana.
Y, claro, la lucha por la vida y con dignidad y con toda la libertad posible.
CUATRO. La esposa “pata de perro”
En ciernes su vida literaria conoció a una actriz y bailadora profesional. Y ambos se prendaron. Y casaron.
Pero ella tenía el talón de Rocinante en los pies. Y siempre “andaba de pata de perro”. En gira teatral en Rusia.
Y Chéjov quedaba en casa escribiendo y esperándola.
Ella le escribía. Y le contaba que después de un éxito con la obra teatral en equis pueblo, los artistas se habían ido a una pachanga y las que solían terminar al mediodía del día siguiente.
Entonces, a dormir un ratito para la función de la noche.
Y Chéjov, “aguantaba vara”. Sin celos, dudas ni sospechas.
Además, era un escritor introspectivo.
CINCO. Fracasó diplomacia
Fue amigo de León Tolstói, el escritor más grande de la historia.
Y amigo de Fédor Dostoievski.
Y ni uno ni otro se caían bien.
Chéjov los quiso presentar, acercarlos, reunirlos.
Pero fracasó en el intentó. Y significó uno de los peores dolores espirituales de su vida.
Su historia está contada en el libro “La vida de Chéjov” de la escritora judía Iréne Némirovsky, quien murió en el campo de exterminio de Auschwitz, condenada con su esposa por Adolf Hitler, el peor sátrapa de la historia. (lv)