La muerte de José Mujica
1 (El político más honesto del mundo)
José Alberto Mujica.
89 años de edad.
Murió antier.
Exguerrillero con veinte años preso con su esposa, también guerrillera, fue presidente de la república de Uruguay.
Y fue considerado el presidente más honesto...
Más íntegro...
Más honrado...
Más humilde...
Más sencillo... del mundo.
Toda su vida vivió con total y absoluta austeridad.
Jamás ostentaciones.
Jamás lujos en su vida personal ni familiar.
Jamás escándalos con el erario.
Jamás escoltas.
Jamás camionetas de lujo y blindadas.
Pocas ocasiones, usó traje.
NI siquiera en los eventos políticos del continente.
Siempre con su camisita y pantaloncito sencillo.
Y sin corbata.
Despeinado.
Vivía con su esposa en las goteras de Uruguay.
Sin hijos.
En una casita modesta y sencilla.
En el patio sembraba crisantemos y qué el mismo regaba y procuraba.
Tenía una perrita.
Además, callejera, y a la que levantara cuando un día descubriera que únicamente tenía tres patitas.
Atropellada por un cafre.
Se llama (o llamaba) Manuela.
De su casita al palacio como presidente se trasladaba en un viejo volchito.
Manejado por él mismo.
Solito.
Entonces, solía dar el aventón a los paisanos hallados en el camino.
Alguna vez, un ostentoso jeque árabe le quiso comprar el volchito para su colección que de curiosidades y pagando precio estratosférico.
Y con una sonrisita, José Mujica le dio las gracias.
El volchito y su casita (atiborrada de libros) eran su único patrimonio.
En su tiempo presidencial legalizó el aborto.
Y el matrimonio igualitario.
Y la marihuana.
Es más, redujo el precio de la sabrosa costilla de ternera para el acceso de los pobres.
Caray, insólito, donó el noventa por ciento de su salario como presidente de Uruguay para causas sociales.
Simplemente, con el diez por ciento del sueldo le alcanzaba para vivir.
Para los treinta años de edad formaba parte del famoso grupo guerrillero del continente conocido como "Los Tupamaros".
El Movimiento de Liberación Nacional de Uruguay.
Y el día cuando Ernesto el Che Guevara cumplía dos años asesinado en Bolivia, José Mujica y los Tupamaros tomaron la ciudad de Panelo.
En protesta.
Un caso excepcional, fuera de serie, único en el mundo, de un político honrado.
Casi casi el Eslabón Perdido.
El Hombre Ideal, el Hombre Utópico, buscado por Diógenes en la antigua Grecia con una lámpara prendida al mediodía y con sol.
El Cristo del siglo XX. Y parte del siglo XXI.
Respetado por la mitad del mundo político (y ciudadano) y la otra mitad por su honradez.
Vivir de acuerdo con principios, valores, ideales superiores. (lv)