Niña suicida
**Ahorcada en un árbol
**En Pueblo Mágico
UNO. Niña suicida
En Orizaba, caray, Pueblo Mágico, una tragedia. Una niña de diez años de edad se quitó la vida.
Se suicidó colgándose de una cuerda amarrada a un árbol en el patio de su casa, en un patio de vecindad.
Se apretó el cuello y se lanzó al vacío.
Estaba sola en casa en la colonia popular, el Edén.
El Edén. Del paraíso celestial al paraíso terrenal. Es decir, el infierno.
Diez años. Diez añitos solían escribir los reporteros de sociales en el siglo anterior.
Ni siquiera, vaya, una adolescente.
DOS. Misterio de la vida…
Ninguna famosa carta póstuma dejó. Y/o quiso dejar.
El dolor y el sufrimiento, digamos, por dentro.
En las neuronas y el corazón.
Sabrá el chamán, sabrán quizá los familiares, las posibles razones de su decisión turbulenta y huracanada.
Digamos, bien pudiera quedar como uno de los grandes misterios de la vida.
Lo escribió Gabriel García Márquez, Nobel de Literatura.
Todos los seres humanos vivimos tres vidas.
Una, la vida pública conocida por todos.
Dos, la vida privada conocida por unos cuantos.
Y tres, la vida clandestina conocida apenas, apenitas, por dos personas. En todo caso, y en el caso, una sola persona.
La niña suicida de diez años.
Nunca acaso habría cantado a Gabilondo Soler, Cri Cri, para amar la infancia.
TRES. Drama existencial
En los cuatro puntos cardinales de Veracruz (y del país, claro), niños y adolescentes suicidas.
Una crisis existencial que, todo indica y posibilita, ha crecido y sin que ninguna autoridad (política, social, religiosa, ONG, fundación, etecé) mirara hacia los días y las noches adversas, duras y rudas.
Además, caray, la niña de Orizaba se quitó la vida nueve días después del inmaculado y sacrosanto “Día (comercial) del niño”.
¡Ay, tiempos aquellos cuando el DIF boletinaba y alardeaba que “el futuro de México está en los niños” cuando niños en todos los tiempos han existido!
Por eso mismo, la realidad poblacional:
México camina derecho, derechito, a volverse (y ya está) una república de niños y ancianos.
CUATRO. Historia de vida
Cada ser humano…
Cada persona…
Cada familia…
Cada núcleo social encierra y significa una historia.
Y tan importante es la vida del niño como del anciano.
Y del joven como la edad madura.
Pero de todos, por lo que son y pueden ser los más importantes son los niños.
A los diez años de edad, el indito Benito Juárez García sirvió en Oaxaca en un banquete público el cafecito de olla a Antonio López de Santa Anna.
Con su ropita de indito y su mirada cabizbaja de indito y sin zapatos.
Y cuando Benito Juárez creció y creció y se perfilaba, Santa Anna lo encarceló junto con Melchor Ocampo en su cárcel privada como era el castillo de San Juan de Ulúa.
CINCO. Avisito en tiempo
Bien habría de considerar que cada niño suicida constituye un avisito en tiempo y forma para que las tribus gobernantes y sociales miren a los menores.
Lo escribió Walt Whitman:
“No dejes que termine el día sin haber crecido un poco”.
Los niños, como prioridad familiar y social. Y hasta religiosa. (lv)