Ruda vida campesina
**La tierra ya no da...
**Hijos migrantes
UNO. Una vida de campesino
El señor A. fue campesino casi toda su vida. Inició a los cinco años en la ordeña donde iba con su padre. La ordeña de cuatro vaquitas. La mitad, para el consumo de la familia grande. Y la otra mitad, para venderse tempranito de casa en casa.
Adulto, su padre le obsequió como única herencia cuatro hectáreas en el rancho, las mismas que a los ocho hijos restantes.
Entonces, el señor A. se aplicó en la tarea sembrando maíz y frijol. Chile y ajonjolí.
La mitad del maíz y frijol para el consumo familiar durante el año completito. Y la otra mitad (igual como el chile y el ajonjolí con la cosecha completa) para venderse.
Y llevar la vida, hasta donde fuera posible, sin sobresaltos económicos.
DOS. Una hora con Agustín Lara
Su faena diaria iniciaba a las seis de la mañana para darse un bañito, desayunar y tomar el itacate para el mediodía en el campo y llegar al surco antes, mucho antes de la salida del sol.
Y a chambear “duro y tupido” con uno o dos ayudantes, campesinos, que tenía.
Regresaba a casa hacia las siete de la tarde. Entonces, se bañaba de nuevo por el sudor acumulado en el surco y luego, puntual, puntualito, se sentaba en la sala de su casa a escuchar la radio en la hora romántica con Agustín Lara, el famoso “Flaco de oro”, su delicia primordial.
TRES. Hijos migrantes
Así, la mayor parte de su vida. A los 65 (sesenta y cinco) años, aprox., dejó el campo.
A, vendió las cuatro hectáreas.
B, la siembra de maíz, frijol, chile y ajonjolí estaba desplomada porque las tierras demasiado agotadas con tanto cultivo y sin fertilizarse.
C, además, los tres hijos varones nunca se inclinaron por el campo y prefirieron lanzarse a Estados Unidos como migrantes y sin papeles y en compañía con otros jóvenes paisanos.
Y, D, lo peor entre lo peor, el señor A. empezaba con los estragos de Alzheimer y poco a poco, pian pianito, iba olvidando los nombres de la familia, los nombres de los amigos y sus tareas básicas.
CUATRO. 8 años con Alzheimer
Durante unos siete, ocho años, padeció Alzheimer.
Y con medicina, digamos, la fue sobrellevando, aun cuando y con todo y un botiquín en casa, la enfermedad siguió multiplicándose en tierra fértil.
Por fortuna, los tres hijos en EU estaban pendientes del padre y de la madre.
Murió de un paro cardiaco. Y aun cuando el Alzheimer paralizó su vida y lo llevó a una vida orgánica como las plantitas, nunca fue mortal.
CINCO. Éxodo del campo
En el campo como productor modesto, modestísimo, colgó los guantes y se retiró del ring.
Desde entonces y hasta la fecha, la mayoría de los campesinos (la mayor parte jornaleros con un miserable salario) también han dejado el campo.
Precios bajos. La producción en manos de los intermediarios. Los grandes productores, jefes máximos.
Sin la posibilidad tecnológica en la parcela.
Sin posibilidad de abonar la tierra para aumentar el rendimiento.
Con una bajísima producción en el surco.
Y una friega cada día y apostando siempre, siempre, siempre, a la esperanza de que la vida puede enaltecerse. (lv)