Zedillo, en duro y rudo ensayo sobre la política devastadora de Andrés Manuel López Obrador y reproducida por la presidenta Claudia Sheinbaum para demoler las instituciones públicas de los Poderes Legislativo y Judicial y someterse al Poder Ejecutivo.
Entonces, Sheinbaum reaccionó con furia.
Por ejemplo, se fue en contra de Zedillo por tres agravantes.
La matanza de indígenas en Acteal, Chiapas.
La matanza de campesinos de Aguas Blancas, en Guerrero.
Y el FOBAPROA.
Y ninguna palabra para revirar a Zedillo que tanto AMLO como ella misma están construyendo “un régimen tiránico… ante la joven democracia mexicana”.
En el fondo del asuntito, una realidad trágica y tragicómica.
Seis de cada diez habitantes del país, en la miseria, la pobreza y la jodidez.
Treinta millones de mexicanos en Estados Unidos como migrantes, la mayoría ilegales, y quienes huyeron del país ante el fracaso de la política económica para animar la creación de empleos en las regiones indígenas, campesinas, obreras, suburbanas y urbanas.
La pésima calidad educativa.
La peor calidad médica.
Y la peor entre las peores políticas de seguridad para garantizar la vida y los bienes en el llamado Estado de Derecho.
Los carteles y cartelitos, sicarios y pistoleros, malandros y malosos, dueños del día y de la vida y del destino individual, familiar y colectivo de la población.
Más de ciento veinte mil desaparecidos.
La mitad del país y la otra mitad viviendo de la esperanza oficial.
Y en contraparte, cada vez los ricos, los millonarios, los millonetas, los riquillos, más ricos.
Doscientas familias propietarias de más del sesenta por ciento de la riqueza natural.
Podrán, entonces, Zedillo y Sheinbaum “agarrarse del chongo” con furibundas críticas a su tiempo presidencial.
En tanto, el grueso de la población en la jodidez.
Incluso, asegurando que entre mayor calidad democrática más posibilidades para mejorar la vida cotidiana del grueso población.
Ta’gueno.
Cada parte arrojándose incienso y declarándose ángeles de la pureza cuando “toda alabanza en boca propia es vituperio”.
Allá las tribus políticas devorándose entre ellas para conservar el poder político, sinónimo de poder económico y social.
Allá los familiares, compadritos, amigos, socios, aliados y cómplices de los políticos encumbrados disputando el poder.
“A ras del piso”, la mayoría de los habitantes en la miseria, la pobreza y la jodidez.
Y en todos los sentidos.
Luego de sesenta y siete presidentes de la república…
Y de setenta y ocho gobernadores en Veracruz…
La realidad económica y social es atroz. (lv)