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Malecón del paseo
Viernes 18 abril, 2025

Vivir debatiendo

**Nadie peleaba
**Caso, Octavio Paz

EMBARCADERO: Octavio Paz Lozano, Nobel de Literatura, gustaba de la convivencia en la mesa de comer en casa... Pero siempre reducía el número de comensales a ocho personas... Y lo operaba así porque “cenar es conversar y disentir y concordar” según escribe Elena Poniatowska en el libro “Octavio Paz, las palabras del árbol”... Paz, claro, fomentaba las pláticas polémicas en todos lados... Desde los foros hasta las academias

Desde un periódico escrito hasta una revista indexada… Incluso, en la plática cotidiana con los amigos y en donde se sentía en profunda confianza…

ROMPEOLAS: Fue, dice la Poni (así la llamaba el novelista y cuentista Carlos Fuentes Macías), un árbol gigantesco y frondoso protegiendo a los suyos… Digamos, los feligreses de su capilla pues, además, cultivaba el ego en su más alto decibel… Y únicamente su palabra se imponía… Con todo, los amigos reñían por su amistad privilegiada… Incluso, entre ellos mismos se denominaban hijos putativos, sobrinos putativos, nietos y bisnietos putativos… Bastaba una recomendación suya para abrir las puertas en una editorial donde publicar un libro…

ARRECIFES: En la revista “Vuelta”, fundada luego del Golpe de Estado del presidente Luis Echeverría Álvarez a don Julio Scherer García como director general de Excélsior, Octavio Paz tenía su capilla… Muchos amigos… Pero también intelectuales reconocidos en el palenque crítico y en el ejercicio de la inteligencia y el talento… Y cuando estaba fuera del país solía hablar por teléfono muchas, muchas horas con ellos… Intercambiando barajitas para la próxima edición, pero al mismo tiempo, debatiendo… Sin llegar nunca a una diferencia sustancial, un desaguisado, una ruptura… El gran arte de la polémica que tanto practicaran en la antigua Grecia, entre otros, Sócrates, Séneca y Platón…

ESCOLLERAS: Entonces, en la mesa de comer y en casa, Paz animaba y reanimaba el debate… Sin que nadie se alterara ni diera puñetazos en la mesa… Y/o encabritado se levantaba y se retiraba dejando la copa y/o el platillo servido… Sin dejar que las diferencias de opinión distanciaran a todos… Todos, ejerciendo la tolerancia y la prudencia al más alto decibel… Digamos, como afirmaba aquel, “estoy en desacuerdo contigo, pero respeto tu legítimo derecho a pensar diferente”… La extraordinaria memoria de Paz le permitía un resumen de los puntos de vista expresados en la mesa y luego los diseccionaba uno por uno, a favor y en contra… Por lo regular, en contra… Debate que era…

PLAZOLETA: A su lado la discusión siempre era enriquecedora… Y enriquecía a los invitados… En la madrugada se despedían y todos se iban en paz con Octavio Paz… La esposa del Nobel de Literatura, Marie José, observaba y escuchaba y en silencio… Como una especie de árbitro, en ningún momento para apaciguar a los acelerados, sino para moderar (si era necesario) a su pareja… Y/o para aportar un dato faltante… Todos deslumbrados, primero, con la sólida cultura universal de un hombre que empezó a leer a los cinco años de edad… Y segundo, gran prestigio y sólido en el mundo… (lv)


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