ROMPEOLAS: Por ejemplo, el reportero polaco, Ryzard Kapuscinski, hablaba ocho idiomas… Cubrió veinticinco frentes bélicos… Publicó más de cincuenta libros… Y cuando era enviado especial en los cinco continentes, menos en Asia, iba de gane con los colegas porque era políglota… Y dado los libros publicados, usufructuaba el respeto de los compañeros del oficio y de las tribus políticas… El actor Alain Delon rebasaba a todos por su belleza física que le hacía parecer como una mujercita bonita y hermosa… Los Beatles, con su fama, insuperables… Además, ellos mismos, sencillos y humildes… Desde Londres viajaron a Estados Unidos para conocer a Bob Dylan, su héroe…

ARRECIFES: En la vida, en el salón de clases, en la chamba, en el terreno profesional, siempre hay un montón de personas con un talento excepcional fuera de serie… Y si, además, son disciplinadas y estudian y se aplican y aprenden idiomas y leen y piensan y reflexionan y cavilan, entonces, se vuelven una constelación… La fama pública de que Benito Juárez García alcanzó el más alto peldaño del poder político porque supo rodearse de las más brillantes inteligencias de su tiempo, entre otras, del xalapeño Sebastián Lerdo de Tejada, su heredero en la silla presidencial…

ESCOLLERAS: Será la inteligencia herencia genética… Será un atributo neurológico sembrado en tierra fértil… Será la moraleja de la tortuga y la liebre que se echa a dormir mientras la liebre camina pian pianito y llega primero a la meta… Será la disciplina en el diario vivir, lejos, por ejemplo, del desorden existencial, la parranda, la francachela, el alcohol, las mujeres y hasta la droga… Será un buen fario con un amigo de primer nivel, firme y leal guiando y normando la vida… Será la formación familiar y escolar… Y en mejores escuelas… El caso es que siempre hay personas mejor dotadas que uno para estar, ser, vivir y trascender… Las limitaciones humanas en el palenque público…

PLAZOLETA: Lo describe el intelectual francés, Regis Debray en su libro sobre Ernesto El Che Guevara luchando en Bolivia… El Ché, escribió, era un gigante… Y todos los demás, unos enanos que en un momento estelar decidieron encaramarse en sus hombros para trascender… Y el gigante los fue llevando de la mano… Y con profunda, amplia, inalterable generosidad… ¡Bienaventurados, entonces, quienes en su vida bien pudieron treparse en los hombros de un gigante!... La punta del iceberg está, primero, en la humildad para reconocer y aceptar la pequeñez humana… Segundo, pulir y volver a pulir los atributos personales… Y, tercero, arrimarse a un gigante con lealtad y eficacia para lograr resultados… (lv)