De ñapa, nada de quedarse a dormir… Y laborando de lunes a sábado al mediodía… Y hasta el próximo lunes…

ROMPEOLAS: En la ciudad de México unas asistentes domésticas se integraron… Y cabildearon con diputadas federales… Y aun cuando en el Congreso de la Unión legislaron a favor de las condiciones laborales de todas ellas, la ley ahí quedó… En el archivo muerto… Entonces, las trabajadoras “se pusieron las pilas” y cada una reclama legítimos derechos… Nada que Carlos Marx, Federico Engels o Lenin soñando con “La dictadura del proletariado”… Cada una de ellas, transfigurada en su propia abogada laborista… Casi casi como el famoso libro “Usted y sus derechos”…

ARRECIFES: Tantos derechos condicionan las asistentes domésticas que, por ejemplo, están rechazando las ofertas para emplearse con parejas de ancianos… Una senil dijo a una trabajadora: “Sólo quiero tu compañía”… Ok… Pero deseaba su compañía en todas las horas del día y de la noche porque es viuda y con hijos viviendo en otras latitudes geográficas y vive sola… Y nada más terrible en la vida como sentirse solo por dentro y sólo por fuera… Peor, mucho peor, cuando todos los días y noches son tétricos y desventurados… “Ya no estoy para cuidar ancianos” dijo la chica…

ESCOLLERAS: Jodidos los indígenas… Jodidos los campesinos… Jodidos parte de los obreros… Jodidos, cierto, parte de las personas de la sexta, séptima y octava década, sobre todo, quienes sienten y padecen la crudeza de la soledad… Pero de igual modo, jodidas las trabajadoras domésticas… Caray, todos los días repitiendo la misma faena… Barrer la casa… Pasar jerga en la casa… Lavar y planchar ropa… Guisar, con frecuencia, hasta el desayuno… Y, claro, la comida y hasta la cena… Y lo más duro, la resistencia de las jefas de casa para garantizar el Seguro Social, el Infonavit y las prestaciones económicas, médicas y sociales estipuladas en la Ley Federal del Trabajo…

PLAZOLETA: La vida de la mayoría de ellas como un viaje al rincón más arrinconado del infierno… Y sin ninguna posibilidad ni esperanza de un cambio mental, moral, social y laboral de las patroncitas… Bastaría referir, por ejemplo, que ninguno de los cincuenta diputados locales se ha ocupado del tema… Nadie dudaría de que ni siquiera lo perciben… Por añadidura, menos, mucho menos les ocupa ni interesa… De ñapa, los candidatos a presidentes municipales “rasgándose las vestiduras” de que en los próximos cuatro años en sus demarcaciones habrá justicia social… Y para todos… (lv)