¿Un funcionario público, un ciudadano de a pie y/o motorizado?
¿Un adversario, un opositor, un enemigo, un amigo desleal?
¿Tortura, incluso, extendida a la familia, digamos, tortura sicológica?

PASAMANOS: Dos años “en los cuernos de la luna” con su amigo Miguel Ángel Yunes Linares gobernador.
Dos donde significó la más elevada autoridad en la procuración de justicia.
Dos años donde, caray, hasta debutando como documentalista filmando los eventos públicos de Yunes Linares.
El discípulo agradecido con un maestro a quien nombrara Fiscal Especial.
El fiscal general que solía trepar video en las redes sociales con un mandil cocinando paella un fin de semana en su casa y para los amigos invitados.
La vida pública girado alrededor.
Luego, el tiempo duro y rudo (todavía) de las vacas flacas.
La historia bíblica. El paso de las vacas gordas a las flacas.
Desde entonces, con Cuitláhuac García Jiménez y su fiscal general, el infierno.
Un infierno penitenciario llamado Veracruz.

CORREDORES: Indicativo y significativo: el delito de tortura “es un delito de lesa humanidad que nunca prescribe”.
Entonces, el riesgo de que pasen los años y los años y continúe privado de su libertad.
Con fama de buen abogado…
Y con un equipo selecto de mejores licenciados en su despacho jurídico…
Incluso, aquellos que ganaron la batalla legal a Javier Duarte y liberaron a la diputada federal, Marijose Gamboa, candidata del PAN a la presidencia municipal de Boca del Río…
Nada han podido avanzar para liberar a Wínckler.

BALCONES: Jorge Wínckler es Yunes Linares. Y Yunes Márquez.
Su vida pública ligada a ellos.
Los Yunes “en el ojo del huracán” y desde hace ratito.
Caray, inverosímil, en la televisión exhiben un video acreditado al Movimiento Ciudadano donde los comensales en un banquete se lanzan en contra de ellos.
Ellos, “lo peor” como se describiera Sor Juana Inés de la Cruz para ganar el perdón de la jerarquía eclesiástica de la Conquista.
Por eso, quizá, quizá, quizá, tanta saña y barbarie en contra de Winkler.
El día cuando los Yunes sean aceptados sin chistar en el sitio donde la vida los lleve, Wínckler será exonerado.
Y hasta “usted disculpe” le solicitarán.

PASILLOS: En los años tras las rejas lo han paseado, nomás, para hacerle sentir el camino al Gólgota lleno de espinas, cardos y abrojos.
Por ejemplo, de Pacho Viejo al penal de Almoloya, allí donde están presos algunos poderosos capos de los carteles que fueron.
Y en donde han estado presos políticos acusados de grandes pillajes al erario.
Y de Almoloya de nuevo Wínckler a Pacho Viejo.
Una vida pública así está cañón.
Las vacas gordas de la gloria con un tiempo demasiado breve.
Las vacas flacas en temporada de huracanes incesantes.
Wínckler pareciera como una piñatita para las tribus guinda y marrón. (lv)