Razones del periodismo
**¿Vale contar historias?
**¿Se dignifica la vida?
ESCALERAS: Hay horas del día y de la noche (y hasta en el insomnio) cuando uno que otro reportero se preguntan la razón de peso y con peso para el ejercicio periodístico.
Por ejemplo, si existen razones poderosas para pasar la vida contando historias en cada amanecer.
Y si las informaciones reporteadas y escritas y publicadas habrán servido, servirán, entre otros hechos y cositas y más allá del simple dato, para enaltecer y dignificar la vida de una persona, una familia, una comunidad, un pueblo, una ciudad.
Incluso, vaya, y como rara, extraordinaria ocasión un trabajador de la información conoce a un lector, la interrogante es el número de lectores que cada periodista tiene, tendría, podría tener.
PASAMANOS: Y luego de horas y horas de cavilar la duda y la incertidumbre se agazapan en las células del cuerpo completo desde el occipital hasta el metatarso y el dedo gordo del pie sobre el sentido de vida en el periodismo.
En todo caso, bien pudiera resumirse que el diarismo es un empleo más, de igual modo como la chamba del albañil, el pintor, el fontanero, el jardinero, el volovanero.
Todos trabajando para llevar el itacate y la torta y los tacos a casa para la pareja y los hijos y los padres ancianos.
CORREDORES: Hay reporteros, por ejemplo, contando las historias volcánicas y turbulentas de cada día.
Por ejemplo, en la página roja y en la página de información general.
Historias de fraudes y estafas políticas. Historias de políticos “ordeñando la vaca y metiendo las manos al cajón”.
Historias de políticos asociados con la delincuencia organizada y común.
Historias sórdidas y siniestras de fosas clandestinas.
Etecé. Etecé.
Y muchos años después, cada periodista advertir que así, tal cual, son la mayoría de las tribus políticas.
Es decir, indiferentes al periodismo publicando la cruda verdad. Los hechos como son, pues en todo caso, los políticos encumbrados siguen igual, igualitos en cada tiempo constitucional.
BALCONES: Y con ese tipo de periodismo nada pasa. Mejor dicho, suele ocurrir que el jefe político exhibido en el palenque mediático truena y se va en contra del reportero y del medio y lo condena y sataniza.
Y, claro, lo excluye de los famosos convenios mensuales.
En el fondo, todo sigue igual. Cada año. Cada cuatrienio. Cada sexenio.
Entonces es cuando en las horas del día y de la noche y de la madrugada con el insomnio, un tecleador suele preguntarse las razones para seguir contando historias.
PASILLOS: Los periodistas Julio Scherer García, Manuel Buendía, Miguel Ángel Granados Chapa, Ignacio Ramírez y Mario Renato Menéndez Rodríguez, entre tantos tantos tantos otros, pasaron la vida teniendo como brújula el periodismo “al pie de la letra”.
Los hechos concretos y específicos. Y por lo general, denunciando tropelías, irregularidades y desvíos del erario.
Y muchos sexenios posteriores, la vida política encumbrada en el primer lugar mundial de corrupción.
Entonces, vale la pena preguntarse y repreguntarse el sentido superior de vida ejerciendo el periodismo.
Hacia el final de las horas únicamente suele quedar el desencanto y la frustración. (lv)