En todos los casos, ninguna autoridad exhibiendo en el palenque público (y como obliga la rendición de cuentas) “más que los pelos de la burra, la burra completa”.
Es decir, los motivos de peso y con peso para que los antecesores en el poder estatal y municipal permitieran a los carteles y cartelitos ejercer el poder “con toda la libertad del mundo”.
De pronto, ajá, el silencio sobre las narco/cámaras.
Entonces, pasado un ratito los paquetes explosivos.
A uno que otro ciudadano común y sencillo llegaba a su domicilio particular un regalito bien envueltito.
Y cuando lo abrían, ¡zas!, estallaba.
En Papantla, por ejemplo, dos hombres los abrieron y perdieron las manos.
La sicosis inició en Coatzacoalcos, la puerta de entrada a Veracruz de los males procedentes del sur y sureste de la república.
Ahora, en Poza Rica se han manifestado.
Y en la vía pública.
¡Vaya realidad estrujante, vaya sicosis, vaya calidad de vida para la población civil!
Los incidentes sirven, cuando menos, para evitar el hastío y el aburrimiento.
Incluso, para que la población desempleada y subempleada y con salarios pichurrientos dejen de pensar en el atolladero económico y social vivido y padecido.
Y hasta para olvidar un ratito que Veracruz es el infierno con el liderazgo nacional en feminicidios, desaparecidos, secuestros, extorsiones y fosas clandestinas.
Es más, hasta para olvidar el cochinero que la Auditoría Superior de la Federación, ASF, está jaloneando con el presunto daño patrimonial con recursos federales en el último tramo sexenal de Cuitláhuac García Jiménez.
Más todavía, hasta olvidarse de Donald Trump con su feroz persecución a migrantes sin y con papeles.
Y los aranceles del 25 por ciento al cincuenta por ciento a la industria del acero y el aluminio.
Sicosis con las narco/cámaras.
Sicosis con los paquetes explosivos.
Insólito: ya por ahí la conseja de rechazar en casa todos los paquetes raros y extraños que pudieran dejar y/o abandonar en la puerta de la casa.

2 (La esperanza social está falleciendo)

Con tantas muertes y terrorismo en Veracruz, algo más que la vida está muriendo.
Está muriendo la esperanza.
La alegría.
La convivencia.
Y el lugar de la esperanza rebasado por el miedo y “el miedo al miedo” en todo caso.
Las narco/cámaras, vigilando la vida de todos, aun cuando en el lado oficial se llenan la boca diciendo que solo espiaban a los políticos y policías.
Los paquetes explosivos ahorcando la vida.
Los malandros parecieran tener mayor imaginación que los políticos.
Los políticos, vaya, siguiendo a los malosos.
Un Veracruz negando la legítima aspiración, deseo y sueño de una vida tranquila y sin sobresaltos.
El discurso oficial insuficiente para tranquilizar las neuronas y los corazones.
El asesinato y el feminicidio, en vez de la libertad.
El secuestro, en lugar de la vida respirable.
La desaparición como un camino para exterminar la paz.
La fosa clandestina, el peor latrocinio de la historia.
El terror de las narco/cámaras y los paquetes explosivos.
Los carteles y cartelitos exhibiendo el puño y los bíceps en un Veracruz con el principio de Peter como talón de Aquiles de la autoridad.
Imposible soslayar, olvidar, ser indiferente al Veracruz ensangrentado.
Muchos, demasiados, excesivos fantasmas reales la habitan y nos habitan.
Un día, somos informados de que a un vecino se lo llevaron.
Entonces, la mayoría se preguntó los pasos sobre las malas amistades.
Otro día, levantaron a otro vecino y/o conocido.
Y la pregunta es la misma.
Así, día advino cuando vinieron por uno…

3 (Cadáveres incómodos)

Veracruz está cargado de fatalidades.
Marginación económica. Social. Educativa. De salud. Seguridad. Procuración de justicia. Y desarrollo humano.
Y de postre, el terrorismo.
Incluso, el riesgo de que los familiares de las víctimas paseando el recuerdo de los cadáveres de los suyos se vuelvan peligrosos y sean acusados de disolución social por azuzar a la población en contra de las tribus gobernantes.
La población indignada y enervada por tanta incertidumbre y zozobra en cada amanecer y anochecer, más peligrosas para la Señora Autoridad que los carteles y cartelitos.
Cadáveres incómodos. Familiares más incómodos.
En medio de la fatalidad, el horror con las narco/cámaras y los paquetes explosivos se ha abierto paso y germinan en tierra fértil. (lv)