Artistas admirados
**Ancianos y chambeando
**Empujando la carreta
UNO. Seniles admirables
Hay personas admiradas (y admirables) de la séptima, octava y novena década.
Están llenas de emoción social. Y energía positiva. Y con muchas, enormes ganas de seguir empujado la carreta.
Con todo, y que la carreta esté destartalada pues confían en el advenimiento de días y noches mejores para ellos y los suyos.
Y en cada amanecer y anochecer con los guantes puestos. Dándose “un mano a mano” con chamacos de veinte años.
Entre otros, los siguientes, todos ellos actores y cineastas:
DOS. Aguas procelosas del mundo artístico
El más joven, Richard Gere, 75 años. Seguido por Jeremy Irons, 76 años.
En la década de los ochenta:
Michael Douglas, 80 años. Mick Jagger y Rober De Niro, 81 años.
Paul McCartney y Martin Scorsese, 82 años.
Bob Dylan, 83 años. Al Pacino, 84 años.
Anthony Hopkins y Dustin Hoffman, 87 años. Robert Redford, 88 años. Woody Allen, 89 años.
Y Clin Eastwood, 94 años.
Todos y cada uno, filmando más películas. Y como en el caso de Scorsese, dirigiendo más filmes y documentales. El último de ellos, por cierto, “Un completo desconocido” basado en la vida juvenil de Bob Dylan, cuando, en efecto, remaba la canoa abriéndose paso en medio de las aguas procelosas del mundo artístico.
TRES. Filme sobre Alzheimer
Todos son ricos. Millonarios. Incluso, ultra contra súper millonarios.
Todos casados que fueron. Casados que son. Divorciados. Con hijos mayores.
Y todos esperando y buscando nuevas oportunidades cinematográficas, a tono, digamos, con la edad.
Anthony Hopkins, por ejemplo, filmando la película “Mi padre” donde interpreta a un anciano con Alzheimer y cuya hija abandona en un hospital para irse a vivir en París con una nueva pareja.
Un Hopkins que en la parte estelar de la película abraza a la enfermera y se pone a llorar con el siguiente clamor:
“¡Quiero a mi mamá! ¡Quiero a mi mamá!”.
Y la enfermera lo abraza y acaricia la cabeza en tanto el actor también la abraza como si fuera su señora madre.
CUATRO. Vocación artística
Con su riqueza ninguna necesidad tienen de seguir filmando.
Pero la vocación artística y social late y late con intensidad frenética y avasallante en sus días y noches.
Los cineastas y productores los buscan porque saben de su feeiling y su éxito taquillero en las marquesinas.
Están sanos y repletos de energía. Y para ellos significaría pecado mortal, delito imperdonable cruzarse de brazos para esperar, digamos, la muerte.
CINCO. Explorar zaguanes
Hay desde luego muchos otros actores y actrices en igualdad de circunstancias.
Pero por ahora, se recuerdan a los anteriores como un modelo actual para que cada persona bien pudiera explorar más zaguanes en la búsqueda incesante de dar sentido a la vida.
La vida personal. La vida familiar. Incluso, la vida colectiva pues un número incalculable de los feligreses de sus capillas tenemos fe, fe ciega, en ellos.
Más, ahora cuando a esa edad se centran en filmes tomados al cien por ciento de la vida común, por cierto, la más interesante de todas las vidas. (lv)