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Barandal
Miércoles 12 marzo, 2025

Terrible pesadilla

**Y para amas de casa
**Inflación en alimentos

ESCALERAS: Antes, el ama de casa iba al mercado popular y/o plaza comercial a comprar la despensa de la semana con quinientos pesos en la bolsa de mano.
Y todavía le sobraban unos centavitos para la propina de “El cerillero”.
Ahora, lleva unos mil pesitos, aprox., y a la hora de pagar en la caja en el mostrador necesita retirar uno o dos productos porque es insuficiente.

Ya se sabe, la historia de siempre. La inflación. El precio disparado de los alimentos.
En Brasil, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva sigue perdiendo popularidad debido a la inflación en los precios de los alimentos.

PASAMANOS: El ama de casa ha dejado, por ejemplo, de comprar carne de res y carne de cerdo y carne de pollo.
Y ni se diga un filetito de pescado y/o camaroncitos.
Los precios, como dice el teórico económico y también la señito del barrio, “en las nubes y/o por las nubes”.
Saldrá el chamán dónde está la Profeco, pero de un mercado a otro y de una plaza comercial a otra, los precios disparejos.
Cada comerciante aumentando los precios a su antojo, saber y experiencia.

CORREDORES: Días y semanas con los precios de los alimentos básicos en el sube y baja.
Una semana, el precio de los tomates, por ejemplo, cien por ciento disparados.
Otros, caray, hasta el precio de los limones.
Vaya, hasta el precio del papel de baño.
En el menú casero, el arrocito blanco y nada con el arrocito salpicado con tomatito.
Es más, la ensalada de tomate tan preferida por la dieta borrada desde hace un ratito.
Insólito: el precio de un lecherito en el restaurante llega a setenta pesos mientras en la fonda del mercado vale veinte pesitos.
Y hasta puede comprarse una canillita recién salida del horno, bien calientita y quemadita para escuchar el crujido de los dientes.

BALCONES: Una ofensa, un agravio, si el esposo solicita a la pareja haga milagro con el dinerito para la despensa.
Simplemente, ninguna ama de capaz puede lograr un milagrazo con el salario del esposo, digamos, un obrero.
Peor si el esposo es campesino.
Y mucho “pior” si es indígena y a quienes como jornaleros suelen pagar unos ochenta pesos diarios.
Es decir, 480 (cuatrocientos ochenta) pesos a la semana y sin el pago del séptimo día como lo establece la Ley Federal del Trabajo.

PASILLOS: En el fondo, el más terrible y espantoso fracaso de la política económica.
Uno, el desempleo.
Dos, el subempleo.
Tres, los salarios pichurrientos.
Cuatro, sin las prestaciones económicas, médicas y sociales de ley.
Y, cinco, en el caso de Veracruz, un millón de paisanos migrantes en Estados Unidos, la mayoría sin papeles y viviendo y padeciendo el peor tiempo migratorio de la historia.
Todo, en conjunto, incidiendo en las amas de casa a la hora de comprar la despensa.

VENTANAS: Nada, entonces, quizá, como volver a la cultura indígena y campesina.
La posibilidad de sembrar una hortaliza en el patio.
Incluso, la hortaliza en las ollitas y cubetas donde suelen sembrarse las flores para colgarse de la ventana y del balcón.
Sembrar chícharos en el patio de la casa.
Y plantitas y árboles frutales, por ejemplo, una plantita de papaya para en el desayuno cortar una papayita y ofrecer un platito con fruta de la temporada.
¡Qué difícil es, ha sido y será vivir!
Las amas de casa con la más espantosa pesadilla personal, familiar y social. (lv)


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