“Rabia Colectiva”
1 (“Vestirnos como mujeres... y que nadie nos acose”)
Caray, si los derechos humanos y cívicos y sociales y económicos y sicológicos y educativos y de salud y de seguridad y de justicia y desarrollo humano de las mujeres fueran respetados por las autoridades, entonces, todas ellas quizá, quizá, quizá, marcharían en calles y avenidas y pueblos y ciudades festinando con alegría.
Pero el 8 de marzo (día internacional de la mujer), la población femenina marchó indignada, encorajinada, irritada, encabritada.
De todas quizá una de las más indicativa fue (parece) el debut y/o la confirmación de una ONG con un nombre curioso pero significativo.
Se llama “Rabia Colectiva”.
Y la “Rabia Colectiva” en la ciudad jarocha y de cara al Golfo de México.
Aquí, donde la Malinche descendió del barco donde acompañaba a Hernán Cortés y en las playas de Chalchihuecan tendió el metate para moler maíz y preparar unas picadas y gorditas al Conquistador, a quien se la regalara su propio padre, cacique indígena en Tabasco.
En la marcha de “Rabia Colectiva” desfilaron montón de mujeres.
Mujeres mayores. Mujeres jóvenes. Mujeres adolescentes. Mujeres niñas. Mujeres Lesbos. Y con sus parejas.
Y la demanda social fue simple y sencilla. Y al mismo tiempo, insólita, inverosímil, inesperada.
Dijeron: “Queremos vestirnos como mujeres y que nadie nos acose”.
Caray, en un Veracruz en el primer lugar nacional en feminicidios.
Y secuestros. Y extorsiones. Y fosas clandestinas donde quizá hay, habría enterrados cuerpos de mujeres.
Y en el quinto lugar nacional en desaparecidos, mujeres entre ellas…, paradójica la legítima, legítima, legítima demanda de las mujeres.
“Vestirnos como mujeres y que nadie nos acose”.
Está claro que el cuerpo femenino es la creación perfecta número una de Dios.
Está claro que durante siglos y siglos el cuerpo femenino es, ha sido y será la fuente de inspiración para los pintores y los músicos y los escritores y los poetas y los compositores de canciones.
Y de anuncios televisivos. Y de pasarelas de modas. Y de películas.
Pero en el tiempo (y desde hace ratito) de la Liberación Femenina reclamando el legítimo reconocimiento a sus derechos humanos resulta inusitado que unas quinientas mujeres participando en la marcha de la “Rabia Colectiva” demanden (y con rabia) la libertad total y absoluta para “vestir como mujeres y que nadie las acose).
Y como dijera el capitán Fernando Gutiérrez Barrios, “si es mediodía y con sol y el pueblo dice que es la noche, entonces, hora de prender las farolas”.
Hora, pues, de que la autoridad se aplique de acuerdo con el llamado Estado de Derecho para “garantizar la seguridad en la vida” de las mujeres.
Y hora, claro, de denunciar en la barandilla judicial a los acosadores.
Más y cuando, por ejemplo, el Código Penal de Veracruz contempla cárcel para los hombres que únicamente con la mirada hostiguen a una mujer… por su forma de vestir y atractivo físico.
Basta y sobra con que una mujer se sienta intimidada con la mirada masculina para de inmediato enviar un WhatsApp a la policía y para que la policía llegue “pronta, rápida y expedita” y detenga al acosador.
Al menos, claro, eso dice la ley…
2 (De Las Brujas a la Rabia Colectiva)
La ciudad jarocha como en el siglo pasado con la lucha contra los casatenientes aumentando el alquiler de los patios de vecindad está dando muestras de gran madurez cívica.
Y en el caso, en defensa de la mujer.
Por ejemplo, el Colectivo Solecito, integrado con madres y padres con hijos y parientes desaparecidos uno de los primeros fundados en Veracruz.
La ONG “Las Brujas” que con su lucha se encumbraron en el mundo.
Ahora, la ONG “Rabia Colectiva”.
Digamos, una especie de rabia social.
El sicólogo y el terapeuta familiar le llamaría indignación crónica.
Digna de enaltecerse y reconocerse su lucha, por ejemplo, cuando en la marcha sabatina las mujeres maduras fueron acompañadas por sus hijas y hasta nietas menores de edad.
Y las menores gritando y ondeando la legítima bandera social.
La mañana cuando los soldados norteamericanos invadieron Veracruz, los jarochos se armaron de piedras, charpes, palos, para luchar contra ellos.
3 (Todos enrabiados)
Larga y positiva vida a “Rabia Colectiva”.
Una genialidad sintetizar las razones de peso y con peso en el nombre de su ONG, su Colectivo, su fundación, su asociación, su grupo.
Más porque luego de tanto cabildeo y gestoría de los familiares de las víctimas la respuesta oficial es cuestionable y dudosa.
Y por añadidura, continúan los feminicidios, los secuestros, las desaparecidas, las extorsiones, el escurridero de sangre femenina y masculina en las ciudades y los pueblos y las fosas clandestinas.
Rabia, “Rabia Colectiva” es la única digna actitud que la mitad de la población y la otra mitad ha de tener ante la autoridad dado su desdén y menosprecio y su ineficacia para garantizar la seguridad en la vida como lo establece el llamado Estado de Derecho. (lv)