y malandros.
El programa se llama “Veracruz Protegida y Amiga… yo te apoyo”.
En la madrugada, dos mujeres secuestradas y desaparecidas. Las dos, taxistas.
Una en Coscomatepec. Fátima Espinoza García. Y por fortuna, aparecida con vida. Y la otra, en Amatlán. Armida Hernández Martínez.
Los hechos son los hechos. Y constituyen el único aval de un ser humano. Pero más, mucho más, de las tribus políticas encumbradas.

DOS. “Erradicar el feminicidio”

Antes, mucho antes del programa “Veracruzana Protegida y Amiga… yo te apoyo”, el desafío y gran pendiente social fue dicha por Nahle en las primeras horas como jefaza del Poder Ejecutivo estatal:
“Vamos a erradicar el feminismo”.
Y el feminismo, caray, por desgracias, continúa inderrotable pues así, tal cual, lo heredó Cuitláhuac García y Jiménez.
Y “erradicar el feminismo” significa, entre otras cositas y hechos, erradicar de los cuatro puntos cardinales de Veracruz a los carteles y cartelitos.
Desde luego, tarea federal. Pero de igual modo, de gobernadores y presidentes municipales.
Y de legisladores locales y federales.
Y de síndicos y regidores.
Y de partidos políticos.

TRES. Feroz persecución de la Fiscalía

“Erradicar el feminismo” implica, además, una feroz, inteligente y sistemática campaña policiaca de la Fiscalía General para ubicar, primero, a los feminicidas y a los asesinos de mujeres.
Segundo, ir por ellos.
Tercero, someter al mayor posible a un proceso penal.
Y cuarto, una sentencia que los refunda en la cárcel el resto de sus vidas.
Únicamente así los transgresores de los derechos femeninos serían acotados y con firmeza y con el manotazo y el puño inalterable.
Todo lo demás que se diga, incluido el programa de “Veracruzana Protegida y Amiga” son “palos de ciego”.
Hasta allí llega la imaginación de las tribus políticas en turno.

CUATRO. Purificar cuerpos policiacos

El objetivo superior, y que parece hazaña inverosímil, no más policías municipales y estatales asesinando a ciudadanos comunes y sencillos.
Entre ellos, a jóvenes.
No más policías aliados, socios y cómplices de los carteles y los narco/jefes en plazas regionales.
No más comandantes al servicio de los malos.
No más policías destituidos porque en los pueblos se han vuelto un azote para las familias y los ciudadanos de a pie y motorizados.

CINCO. Eficacia de un gobernador

Nadie piensa, por ejemplo, en asignar un policía para blindar a una mujer.
Sería una locura.
Pero en la medida que la población sienta y crea y solita se convenza de que el gobierno garantiza la seguridad en la vida y en los bienes como establece el llamado Estado de Derecho, las mujeres (y los hombres) vivirán con tranquilidad.
Y lo más importante, confiando en los elementos policiacos.
Y desde luego, en el buen gobierno.
El once de enero del año 1987 cuando el capitán Fernando Gutiérrez Barrios encarceló al cacique más peligroso de Veracruz y los demás miembros de “La Sonora Matancera” salieron huyendo del Estado jarocho, la población quedó convencida de la eficacia y la eficiencia del gobernador.
Y hasta el aire y el viento respirado se sentían limpios, cien por ciento descontaminados. (lv)