Veracruz dichoso
**Sin sobresaltos
**Sueño colectivo
A la manera (ajá) de Bob Dylan
ESCALERAS: ¿Cuántos feminicidios más han de consumarse en Veracruz para estar seguros, ciertos, de que las tribus políticas “cuidan a las mujeres”, digamos, cumpliendo el ritual religioso del llamado Estado de Derecho cuya esencia reside en garantizar la seguridad en la vida y los bienes?
¿Cuántos niños huérfanos más se necesitarán en los cuatro puntos geográficos del Estado jarocho para acotar la onda feminista, Veracruz, campeón de campeones en el ranking nacional?
¿Cuántas personas más desaparecidas habrán de darse en Veracruz (por ahora más de siete mil cuatrocientas) para que la justicia sea eficaz, eficiente, pronta y expedita en los días y las noches turbulentas y huracanadas por ahora padecidas?
PASAMANOS: ¿Cuántas fosas clandestinas más habrán de ser descubiertas por los Colectivos, integrados con padres con hijos y parientes secuestrados y quizá, quizá, quizá, asesinados y enterrados en fosas para que, en verdad, en verdad, en verdad, creamos, como cacarean por ahí, que “la inseguridad ha bajado mucho, muchísimo”… ¿Muchísimo? ¿Cuántos litros de sangre más deberán escurrir en las calles y avenidas y en los pueblos y ciudades para que para una mujer y un hombre de Veracruz, “más veracruzanos que “La bamba”, respiren tranquilos en cada amanecer y anochecer?
CORREDORES: ¿Cuántos migrantes más (un millón por ahora) necesitarán migrar a Estados Unidos para que aquí, en la tierra jarocha, encuentren un empleo digno y cubierto con justicia social sin exponer la vida en el viaje a la frontera norte y en la intentona por ingresar al país vecino? ¿Cuántos balazos y tiros y escopetazos y fuegos cruzados y ataques de comandos armados se requieren en Veracruz para que como el poeta Pablo Neruda en el siglo anterior podamos levantar conchitas de mar en las playas del Golfo de México sin miedo ni temor a un secuestro y una desaparición?
BALCONES: ¿Cuántos niños más deberán perder la vida incluso, y como en el trascendido, en un fuego cruzado para que los menores canten a Cri-Cri y “El grillito cantor” y sea su himno nacional con dicha y alegría y sin temores de los padres a una bala perdida?
¿Cuántos chicos más habrán de ser asesinados y por elementos policiacos como Pablo, 18 años, en Fortín, para alardear que “en materia de seguridad vamos bien, muy bien”?
PASILLOS: ¿Cuántas personas más (mujeres y hombres) decapitados, tirados los cadáveres en los ríos para flotar aguas abajo, colgados los cadáveres de puentes, arrojadas las cabezas en la pista y sobre la misa de un antro, para tener la certeza de que la pesadilla sórdida y siniestra iniciada en el sexenio de Javier Duarte se ha extinguido y evaporado de la vida diaria y de la vida onírica, incluso?
¿Cuántos cadáveres más necesitarán ser paseados en Xalapa a partir de la muerte de un chico en los separos del cuartel de San José para que la suprema autoridad de Veracruz escuche el clamor popular?
VENTANAS: ¿Cuántos Colectivos más (ya van 46 (cuarenta y seis)) integrados con padres con hijos desaparecidos esperará la autoridad para frenar, acotar, disminuir, desaparecer el oleaje y tsunami de violencia descarrilada?
“La respuesta, escribió Bob Dylan, Nobel de Literatura, no está en ningún libro”.
La respuesta (ya se sabe) está (siempre ha estado) en el gobierno de Veracruz. (lv)