Nueve feminicidios
1 (Radiografía en Veracruz de dos meses)
Hay nombres, apellidos, edades, fechas, lugares y circunstancias que nunca se olvidan. Por ejemplo, los nueve feminicidios cometidos en Veracruz en los meses de enero y febrero, 2025, y de acuerdo con el Instituto Para la Gestión, Administración y Vinculación Municipal, IGAVIM:
3 de enero. Dulce Carolina Castañeda Hernández. 31 años. Asesinada en Zozocolco. Dos días desaparecida.
El cadáver, en medio de matorrales. En Venustiano Carranza, Puebla.
5 de enero. Alondra Jaqueline Hernández López. 26 años. Asesinada con arma punzocortante. En su casa en la colonia Miguel Hidalgo. Coatzacoalcos. Incluso, degollada. Dejó una hija de cuatro años.
8 de enero. Ariadna Guadalupe Cortés Hernández. 30 años. En Ixtaczoquitlán. Once meses desaparecida.
24 de enero. María Eugenia Rivera Balderas. 37 años. Asesinada a balazos delante de sus dos hijos. Cuichapa.
26 de enero. Margarita. 25 años. Ejecutada cuando estaba en un velorio en Papantla. Muerte instantánea.
29 de enero. Sandy Baeza. Empresaria en Coatzacoalcos. Su cadáver hallado en una casa de seguridad en Minatitlán.
4 de febrero. Coscomatepec. Colonia Heriberto Martínez. Una mujer de 65 años atacada con tijeras. Que por su hijo. Se las clavó en el cráneo.
13 de febrero. Miguelina. Vendedora de hot dogs. Amatlán. Rafagueada cuando trabajaba. Los sicarios huyeron.
17 de febrero. Reyna Abigail Blanco Hernández. 34 años. Tirado el cadáver en camino de terracería entre La Palma y Huiltepec. Martínez de la Torre. Desaparecida desde hacía cinco días. Baleada en la cabeza.
Nueve feminicidios. En los dos primeros meses del año. Quizá más. Y en un Veracruz en el campeonato nacional en feminicidios.
Aquí, dicen por ahí, donde “vamos a cuidar a las mujeres”.
Aquí, donde “la inseguridad ha bajado muchísimo”.
Antes, mucho antes de llegar al feminicidio (José Hernández López, titular de Igavim) “la violencia comienza con agresiones verbales, jaloneos, empujones, amenazas, golpes y abuso sexual”. (La Jornada Veracruz)
La vida como es.
Los hechos como son.
La realidad ficcional como se desea imaginar.
Los hechos concretos y específicos determinan la vida pública. También, claro, la vida privada.
Los hechos, el único aval de un ser humano.
2 (Sea lo que sea, saldo fatídico)
Se ignora si la autoridad tendrá la historia de cada femicidio.
Y en forma paralela, algunas hipótesis sobre tanta matanza de mujeres.
Serán los carteles, sicarios y pistoleros.
Los machitos de Veracruz.
Las parejas y/o los amantes (digamos, ajá) ajustando cuentas.
Las pasiones descarriladas de los celos y el desamor.
Un estado de ánimo descarrillado y terminando de manera fatídica.
Galanes rechazados.
Será un viaje etílico y/o drogadicto y/o ambos cuando los feminicidios fueron cometidos.
Unas hipótesis, quizá, quizá, quizá, de entrada, para comprender y entender los feminicidios en el Estado jarocho.
Y para seguir la pista de la madeja tan enredada como parece luego de un Veracruz en el ranking nacional de feminicidios.
Por lo pronto, nueve feminicidios en los meses de enero y febrero, año 2025, más los feminicidios en el mes de diciembre del año 2024.
El peor tiempo sexenal de las mujeres jarochas cuyos familiares suenan y resuenan y vibran alrededor de “La marcha de Zacatecas”.
3 (Autoridad trascendida…)
A veces, se tiene la percepción de que la autoridad no puede.
Está, estaría rebasada por los carteles y los malandros.
Acaso en el principio de Peter.
Y en la casa del jabonero resbalando con el talón de Aquiles.
Y por eso mismo, un millón de veces, dos millones, tres millones, aplicando el famoso principio francés de “dejar hacer y dejar pasar”.
Repitiendo que “en materia de seguridad vamos bien, muy bien”.
De hecho y derecho, las manos oficiales atadas.
Ignorando la realidad real para usufructuar a plenitud “la luna de miel” desde el poder sexenal.
Por eso, cada feminicidio empolva el anterior y el anterior y el anterior.
Los Colectivos, por ejemplo, integrados con padres con hijas desaparecidas, tienen su lista de familiares secuestradas.
Y las ONG de académicas.
Y acaso la Comisión Estatal de Búsqueda.
Y “Causa en Común”.
Etecé. Etecé.
Pero… ¿la secretaría de Seguridad Pública y la Fiscalía tendrán su listita negra cuando menos, digamos, para saber por “dónde brinca la iguana”? (lv)