Mirar de arriba para abajo
**Síndrome de Hernán Cortés
**Así miramos...
UNO. La mirada del Conquistador
La presidenta de la república se está creando y recreando “un mundo a la medida”. Un mundo color de rosa más allá de guinda y marrón.
Por ejemplo, en su periplo en Veracruz, y en Gutiérrez Zamora, lanzó la siguiente frase bíblica: “A los mexicanos se nos ve como iguales.
Nunca de arriba para abajo porque somos trabajadores y, además, practicamos la fraternidad universal.
Y la única forma lícita de ver a alguien de arriba-abajo es cuando uno le da la mano para levantarse” (La Jornada, Alma E. Muñoz, enviada).
DOS. La mirada despectiva de políticos
Caray, se ignora el núcleo social donde, por ejemplo, así son los mexicanos, “al pie de la letra”, respetuosos de la dignidad humana y devotos de la fraternidad, como lo describe la jefazaza del Poder Ejecutivo federal.
Bastaría referir los siguientes pasajes:
Los políticos encumbrados por lo general siempre miran de arriba para abajo a los gobernados.
Y con frecuencia, de manera despectiva.
Incluso, los jefes en oficinas públicas tratan con desdén desde la secretaria hasta el resto de burócratas cercanos.
Y desde el chofer hasta el jefe de escoltas.
Y, claro, a los jefes subalternos.
TRES. Trato superior
En las empresas también suele darse el mismo trato superior de los gerentes y directores y jefes generales al personal.
Incluso, y cuando los trabajadores solicitan un incremento salarial, y en apego a la ley, primero, niegan la posibilidad.
Segundo, si insisten, entonces, les dicen que ahí está la puerta para renunciar y largarse porque afuera hay un montón de desempleados esperando turno para una oportunidad.
Más, mucho más, el menosprecio de los patrones cuando les piden Seguro Social e INFONAVIT.
Y ni se diga, cada fin de año cuando los empleados piden el aguinaldo y el reparto de utilidades contemplado en la Ley Federal del Trabajo.
CUATRO. Maridos machistas
En casa, desde las regiones indígenas, campesinas y obreras hasta la clase media, los hombres suelen tratar con dureza y desdén y superioridad a la esposa.
Y ni se diga, a las trabajadoras domésticas en donde las tienen.
Peor tantito, la dureza llega a la ofensa, la humillación, el maltrato y las mentadas de padre.
Y con gritos altisonantes.
Tantito peor, porque también suele concitarse de las patronas de las casas a las asistentes domésticas.
Un delito mortal si una trabajadora doméstica solicita el Seguro Social, por ejemplo, con todo y tratarse de una obligación patronal.
CINCO. “¡Ustedes son unos pendejos!”
Vaya, en el salón de clases hay profesores que miran de arriban para abajo a los estudiantes.
Y como en el caso del COBAEV número 35 (treinta y cinco) de Xalapa una maestra (Elizabeth Cervantes Zacarías) y con el superior objetivo pedagógico de que los alumnos entiendan su clase de Geografía les gritonea del siguiente modo:
“¡Ustedes son unos pendejos!”. (la Jornada Veracruz, febrero 15)
“Es una maestra con problemas. Cuando quiere va a clases. Ya se hizo la queja con el director y en las oficinas del COBAEV y no han hecho nada” (Ibidem).
SEIS. Sheinbaum piensa diferente…
De arriba para abajo miraban Hernán Cortés y sus lugartenientes a los jefes aztecas y caciques indígenas regionales.
Los jefes aztecas Moctezuma, Cuitláhuac y Cuauhtémoc también solían mirar de arriba para abajo a los indígenas.
Y ni se diga Maximiliano de Habsburgo y mamá Carlota.
Pero, bueno, la presidenta ya lo dijo: “Nadie puede ver a otra persona de arriba abajo porque somos iguales”.
Ta’gueno.
¡Hosanna, hosanna! (lv)