Clases de periodismo
**De políticos a reporteros
**Un mundo a la medida
UNO. Políticos, maestros de Periodismo
El mundo está, parece estar, cada vez más “patas arriba”. Por ejemplo, los políticos dando clases de periodismo a los reporteros y columnistas y medios.
Entonces, si en la democracia la pluralidad significa el atributo más elevado, bien llegaría el tiempo de que los periodistas impartan clase de política a los políticos.
Claro, habrá quienes aseguran que tal ha sucedido desde tiempo histórico.
Es decir, desde los espacios de información y opinión, los trabajadores de los medios teorizando, digamos, del deber ser político.
Cuestión de enfoques diría el viejito del barrio.
DOS. Clases desde “La mañanera”
Por ejemplo, Andrés Manuel López Obrador, presidente, pasó seis años dando clases de periodismo desde “La mañanera”.
Ahora, la presidenta Claudia Sheinbaum hace lo mismo.
Bastaría referir la columna del maestro Francisco Ortiz Pinchetti con el caso de la reportera de Proceso, Dalila Escobar, donde le leyó la cartilla sobre un ángulo periodístico.
Pero, bueno, lo mismo acontece en las cuatro latitudes geográficas del país.
Semanas anteriores, Nahle, la góber, solicitó a los diaristas “ser serios”.
Y en Oaxaca, el góber morenaco, Salomón Jara Cruz también impartió clases de periodismo a La Jornada a propósito de un reportaje sobre su desgobierno en la tierra de Benito Juárez García, Ricardo Flores Magón y José Vasconcelos Calderón.
TRES. Reporteros sumisos
Claro, las lecciones de periodismo de los políticos tienen objetivo concreto y específico.
Únicamente son para, digamos, los trabajadores de la información insumisos ante la fuerza policía aplastante de las tribus guidas y marrón.
Más, considerando que Morena es el PRI del siglo XXI y por añadidura, sueñan con la relación políticos y prensa en el siglo anterior.
Pero… a partir de la hipótesis universal de que como son gobierno merecen el sometimiento total y absoluto porque encarnan a la patria.
Cada Morenaco en el poder enviado de un Ser Superior para redimir a los habitantes de la tierra de la desigualdad económica y social, educativa y de salud y de seguridad y procuración de justicia.
Y por eso mismo, esperando la misma devoción de los mexicanos a la Virgencita de Guadalupe y al indito Juan Diego.
CUATRO. Subirse al púlpito…
Adiós, adiosito, entonces, a las facultades de Periodismo como la Carlos Septién García en la ciudad de México y a las facultades de Comunicación de universidades públicas y privadas.
Ahora, y al paso que vamos, los títulos de periodismo serán entregados por las tribus morenacas en turno.
Caray, la Comisión Estatal de Atención y Protección a Periodistas, CEAPP (ajá), alardeando del “comportamiento ético en la vida personal y profesional” de los reporteros, columnistas, fotógrafos, camarógrafos y editores.
Los titulares de la CEAPP mejor debieran encaramarse en el púlpito religioso.
Ellos, claro, ajá, modelos de ética, moral y honestidad “a prueba de bomba”.
Y pontificando.
CINCO. Un mundo a la medida…
Los políticos guinda pretenden un traje a la medida.
Incluso, en la utopía (la búsqueda de un mundo inimaginable) despotrican contra los trabajadores de la información que según ellos extendían la mano en el siglo pasado para recibir el sobrecito priista.
Ok.
Nada más que ahora ellos también tienen sus Carteles Mediáticos y a quienes financian a gusto, igual, igualito como las elites rojas (y panistas) en otros tiempos.
Lo escribió sor Juana Inés de la Cruz en poema bíblico preguntándose quién peca más:
Si el que da o quien recibe el billetito. (lv)