Agonía y pesadilla jarocha
1 (Más de 7400 desaparecidos)
Los desaparecidos en Veracruz son una agonía y una pesadilla.
Agonía para las más de siete mil cuatrocientos personas esfumadas de la tierra como Remedios, la bella, en la novelística de Gabriel García Márquez volando al cielo cuando tendía ropa recién lavadita en un bejuco del patio.
Y pesadilla para la población jarocha en los cuatro puntos cardinales de la entidad federativa.
Y si Veracruz permanece en el primer lugar nacional en feminicidio, secuestros, extorsiones y fosas clandestinas, figura en el quinto lugar nacional con desaparecidos.
Y de paso, con desaparición forzada, “el delito de lesa humanidad que nunca prescribe”.
Con todo, una cosita (terrible y espantosa) constituye la desaparición de una persona.
Por ejemplo, la desaparición de Fernanda Rubí, una hermosa chica de veinte años en una disco en Orizaba.
Y la desaparición en Xalapa del hijo de la maestra en Literatura, Lucy Díaz Genao, también en el primer año de Javier Duarte, uno de los internos más famosos del Reclusorio Norte de la Ciudad de México.
Y otra cosita, mil, dos mil, tres mil años luz de distancia significa la desaparición forzada.
Aquella resultante de la alianza sórdida y siniestra de políticos, funcionarios públicos, jefes policiacos, policías, carteles, cartelitos, sicarios, pistoleros, malosos y malandros.
En el caso de Veracruz, y entre los otros, los siguientes:
1) Los siete comerciantes de Río Blanco desaparecidos en Ixtaczoquitlán, un municipio tan polvoriento que tres días después de que Nahle tomara posesión, los malosos le dieron la bienvenida con el secuestro (hasta anoche) de una secretaria del Ayuntamiento.
2) La desaparición de los cinco campesinos de Actopan en la ciudad jarocha cuando asistieron a un citatorio de la Fiscalía General sobre la disputa de unas tierras.
3) La desaparición de los cinco muchachos de Xalapa en un antro en las goteras de la ciudad.
4) La desaparición de los cinco muchachos (una menor de edad y cuatro jóvenes) originarios de Playa Vicente consumada en Tierra Blanca por elementos policiacos y quienes los entregaron al jefe narco de la región.
5) La desaparición de los siete policías de Úrsulo Galván en Úrsulo Galván.
6) La desaparición de las trece edecanes de Xalapa en Actopan luego de una nochecita de fiesta donde según el trascendido participaran políticos y sicarios.
7) La desaparición de los cinco albañiles en una cantina de Tres Valles.
8) La desaparición del padre buscador de su hijo en Tihuatlán.
9) De acuerdo con el Solecito, en los primeros dos meses de Nahle más de doscientos desaparecidos. Es decir, cien por mes. Es decir, unos tres por día, aprox.
Simplemente, una cruda verdad y realidad jamás, nunca, imaginada en el Veracruz de “La bamba” y del “Tilingo lingo”.
Y en el Veracruz donde los poetas Gabriela Mistral, Rubén Darío y Pablo Neruda quedaran deslumbrados como si fuera el paraíso terrenal.
Y el Veracruz al que tanto han cantado Yuri (Yuridia Valenzuela) y Natalia Lafourcade.
Y el Veracruz maravilloso soñado por la actriz Ana de la Reguera en La Antigua.
Y el Veracruz donde apenas, apenitas, desembarcara Hernán Cortés con sus huestes en las playas de Chalchihuecan, la Malinche tendió su metate para moler el maíz y echar con las palmas de su mano unas picadas y gordas al Conquistador.
Y con la misma alegría de la chica de Ipanema bamboleando sus caderas insolentes camino al mar…
¡Ay, Veracruz, cuándo te fregaste, como pregunta Zavalita en la novela “Conversación en la Catedral” de Mario Vargas Llosa!
2 (¡Ay, los llamados Derechos Humanos!)
El tema de los Desaparecidos en Veracruz es tan grave que bastaría recordar la existencia de 46 (cuarenta y seis) Colectivos integrados con madres y padres con hijos y parientes secuestrados.
Y cada Colectivo formado con entre doscientas y trescientas madres de familia, aprox.
Y aun cuando el desempleo, el subempleo, la jodidez, la migración a Estados Unidos primer lugar nacional y la pésima calidad educativa, de salud y desarrollo humano son gravísimos pendientes, más, mucho más, el asunto de los desaparecidos.
Y de los feminicidios.
Y de los niños huérfanos.
Caray, en el sexenio 2024/2030 que apenas, apenitas camina, dos niñas de diez años asesinadas… y que en un fuego cruzado.
Con un familiar desaparecido (un hijo, un hermano, unos padres, unos tíos, unos primos, etecé, etecé), suele vivirse el peor de los peores infiernos.
Simplemente, a partir de la angustia en cada nuevo amanecer porque se ignora su destino.
Y por añadidura, el trato que le estén dando.
Si está vivo o muerto.
Si come en sus horas.
Si toma las medicinas pendientes.
Si están respetando sus derechos humanos.
Si lo torturan.
En el poema de amor gritonean y festinan el llamado Estado de Derecho, aquel que garantiza la seguridad en la vida y en los bienes.
Más, mucho más cuando en Veracruz vamos en el séptimo año de gobierno de una tribu de izquierda, aquella ondeando la bandera de los derechos humanos en el mundo. (lv)