Desaparecido vendedor de tortillas
**Hasta dónde llega la perversidad
**Familia en la incertidumbre
ESCALERAS: A primera vista lo que llama la atención del último comunicado de la Comisión Estatal de Búsqueda con un desaparecido es el oficio de la persona.
Un sencillo y modesto vendedor de tortillas.
La segunda llamada de atención es la edad. Veinte años.
La tercera, la ubicación geográfica. Tihuatlán. Un municipio rural. Modesto y sencillo. Vecino de Poza Rica.
La cuarta, la fecha de desaparición. El 25 de enero. Reciente.
Pero ya con varios días la familia en la incertidumbre y la zozobra.
Se llama Francisco Jesús Castañeda Córdoba.
PASAMANOS: El veinteañero fue secuestrado y desaparecido cuando se transportaba en una unidad particular.
¿Se lo habrán llevado para robarle la unidad móvil?
¿Será, digamos, y como hipótesis, porque se negó a pagar el llamado derecho de piso, cuando, caray, al mismo tiempo, si así fue, cuánto podría haber pagado cada mes?
¿Será porque andaba en malos pasos y con peores amistades como indica el estribillo cuando se trata de desapariciones así?
¿Será porque el plagio forma parte de un operativo de calambres de los malandros en contra de la autoridad?
CORREDORES: ¿Sería acaso para la trata de personas?
¿Quizá para el tráfico de órganos?
¿Será por un ajuste de cuentas, una venganza, un rencor?
¿Será un sustito?
¿Será para adoctrinarlo y capacitarlo y convertirlo en un malandro, un sicario?
¿Será una pulseada entre los carteles y cartelitos en la región de Poza Rica y tan polvorienta y huracanada que se ha vuelto y está y parece seguir multiplicándose?
¿Será… será, será acaso la policía?
¿Y la policía al servicio de un cartel de la delincuencia organizada?
BALCONES: El caso del chico de Tihuatlán desaparecido que vende tortillas se asemeja, por ejemplo, a los secuestros desapariciones de menores de edad, sobre todo, niñas.
Y adolescentes. Y jóvenes.
Y en donde la hipótesis principal es que serían plagiadas y desaparecidas para la trata de blancas y/o el tráfico de órganos vitales.
Claro, una estrategia ruda y dura, con saña, barbarie, alevosía, ventaja, premeditación y perversidad para multiplicar el terror, el pánico, el miedo, “el miedo al miedo” en los cuatro puntos cardinales.
Simplemente, los carteles saben el lugar social y humano donde duele y feo.
Además, basta y sobra la desaparición de una chica en un pueblo para que en automático el terrorismo se extienda en la población y fuera de control.
PASILLOS: Caray, resulta insólito cuánto significaría para los malos la desaparición de Francisco Jesús Castañeda Córdoba.
Ahora solo falta que la autoridad publicite con su Cartel Mediático que andaba en malos pasos.
Todavía más, que el muchacho era desleal y traicionó a un Cartel para refugiarse y/o aliarse con otro y por eso fue “levantado”.
Y/o como aquel malandro que el sexenio de Javier Duarte secuestró a cuatro fotógrafos y a una secretaria de El Dictamen en la ciudad jarocha en venganza a que uno de ellos le había “bajado” la novia.
La novia, por cierto, la chica de El Dictamen y también ejecutada. (lv)