Nahle, misericordia
**Abusos policiacos
**Ordeñan a la gente
UNO. Una tregua... por piedad
¡Ya, porfis, piedad, misericordia! La policía de Veracruz con otro abuso y exceso del poder.
Ahora, vecinos de Cardel y La Antigua denunciando a la policía de la secretaría de Seguridad Pública.
“En cualquier hora del día montan retenes ilegales en distintos lugares e imponen multas de seis mil pesos y no les dan recibo” (Notiver, viernes 24 de enero).
“Una… más” exclama el gallero Narciso Busquets en el filme cinematográfico “El gallo de oro” basado en un cuento de Juan Rulfo con guión de Carlos Fuentes Macías y Gabriel García Márquez.
Una más…
DOS. Fechorías policiacas
Imposible borrar de la memora colectiva, por ejemplo, el asesinato de dos hermanos, padres de familia de seis niños menores de nueve años con dos viudas en Totalco, Perote, cuando el pueblo amotinado contra las Granjas Carol.
Imposible guardar en el archivo la golpiza a base de patadas (una tras otra, una tras otra) de ocho policías contra un ciudadano tirado en el suelo en Tlaltetela.
Imposible olvidar la detención de cinco jóvenes (una mujer menor y cuatro chicos) originarios de Playa Vicente y cometida por los policías de Tierra Blanca y entregados al Cartel de la región y desaparecidos… hasta la fecha.
TRES. Un muerto en los separos…
Imposible dar la espalda a la marcha silenciosa aquella en Xalapa paseando el cadáver de un joven padre de familia fallecido, ajá, en los separos de San José donde policías lo custodiaban.
Imposible ser indiferentes a las denuncias de la comunidad sexual de Xalapa sobre los abusos y vejaciones policiacos cuando prestaban sus servicios a los clientes de la noche y la madrugada.
En la Contraloría Interna de la secretaría de Seguridad Pública en Xalapa hay “buen número de quejas ciudadanas de Cardel y La Antigua… sin hasta el momento ninguna carta en el asunto”.
Y en tanto, los policías “continúan haciendo de las suyas” (Ibidem).
CUATRO. Impunidad, pues…
La complicidad. El blindaje de los elementos policiacos.
Las quejas de los vecinos, en el desdén y la indiferencia. El desprecio y el menosprecio.
Duro y rudo y grave porque los policías con los Agentes de Tránsito y los burócratas significan el primer contacto gubernamental con la población.
Y si los polis son así, caray, hasta suele prestarse a creer y percibir que usufructúan el apoyo superior.
Una encuesta revela que ocho de cada diez ciudadanos de Veracruz desconfían de las corporaciones policiacas y el llamado buen gobierno.
CINCO. “Miedo al miedo”
Oficien misa y hasta concelebrada, la policía inspira miedo, terror, pánico, horror y “miedo al miedo”.
El simple hecho de mirar a un policía caminando en la misma acera en una calle y/o mirar la patrulla policiaca dando vuelta en la esquina suele tensar el corazón y el riesgo de producir un infarto cardiaco.
Desde luego, se imponen.
Y se imponen a partir del bigotito, los lentes negros, la gorrita, el uniforme, la macana y la certeza de los gases lacrimógenos.
Pero más, mucho más, del abuso y las vejaciones que suelen generar.
Lo dice la Comisión Estatal de Atención y Protección a Periodistas, CEAPP, organismo gubernamental:
Los policías son los agresores número uno en Veracruz de los trabajadores de la información.
SEIS. “La inseguridad ha bajado muchísimo”…
Y, bueno, si la CEAPP es y ha sido incapaz de cabildear el respeto policiaco de la secretaría de Seguridad Pública para los reporteros, fotógrafos y camarógrafos, entonces, peor, mucho peor, la actitud de los gendarmes a los ciudadanos comunes y sencillos.
Más con la fama pública de una parte del gremio policiaco como amiguitos de los carteles, sicarios y malandros.
Con todo, la verdad dicha a su tiempo. “La inseguridad ha bajado muchísimo”.
Si así es, entonces, que lo digan los vecinos de Cardel y La Antigua. (lv)