Y como ahora, en el llamado Segundo Piso de la Cuarta Transformación.
Fue en la comunidad San Alfonso, en Coatepec, el treinta de diciembre.

PASAMANOS: En tan poco tiempo, un mes, el primero del sexenio 2024/2030, las mujeres de Veracruz en el infierno.
Mejor dicho, en el rincón más arrinconado del infierno.
La niña asesinada en Nogales por un comando armado.
El 3 de diciembre, en Ixtaczoquitlán, fue secuestrada la primera mujer en la era Nahle. Era, es, secretaria del Ayuntamiento.
Y casi un día después (mañana se cumplirá) nada se sabe.
Peor tantito, el silencio total y absoluto. “Sea lo que sea”. Peor, mucho peor, ocultar la realidad y que, bueno, “con el tiempo y un ganchito”, bien podría trascender.

CORREDORES: El 6 de diciembre, en la ciudad jarocha, “un cafre del volante” de la línea Pochota, atropelló y mató a la señora Olga Lidia Rosas García, de 49 años.
Más adelante, el chofer se detuvo, abandonó la unidad y huyó.
Y casi un mes después, el gobierno del Estado mantiene la concesión a la línea.
Y chofer estará en el infierno… de su conciencia.
El 9 de diciembre, en el poblado Huiloapan, de Juan Díaz Covarrubias, el cadáver de una mujer fue tirado en el camino y cubierto de tierra de la cintura para abajo.
La policía, en ascuas.
Los asesinos, en el misterio.

BALCONES: De paso, y entre comillas, el 9 de diciembre, en Zongolica, el diputado federal, Benito Aguas Atlahua, fue acribillado.
El primer político asesinado en la era Nahle.
El primer político federal ejecutado en la era Claudia Sheinbaum.
Y, claro, el palabrerío oficial de que “ya tenemos pistas y pronto, pronto, pronto, los asesinos serán detenidos”.
La mismita cantaleta del Rey de la Salsa y el Danzón durante seis años.
Simplemente, así como vamos, “más de lo mismo”.
¡Te queremos, Raúl Velasco, te queremos!

PASILLOS: Palabras mayores el asesinato a balazos y el cadáver envuelto en llamas de una mujer en Coatepec.
Simplemente, la saña, la barbarie, la alevosía, la ventaja, la premeditación, la barbarie y la perversidad floreciendo en la tierra fértil en Veracruz.
Caray, y en todo caso, basta y sobra con un tiro.
El hecho de prender fuego a la mujer significa un reto, un desafío, una provocación al gobierno del Estado.
Digamos, a la secretaría de Seguridad Pública y a la Fiscalía General.
Una y otra, corresponsables en la obligación constitucional de garantizar la seguridad en la vida y en los bienes de la población.
Más, en la vida, porque los bienes van y vienen de acuerdo con el relato bíblico alrededor de Job, el paciente.

VENTANAS: Se ignora si los ciudadanos de a pie y motorizados de Veracruz estamos frustrados y desencantados del estilo personal de ejercer el poder de las tribus políticas sexenales.
Se ignora si se vive atemorizado con miedo, pánico, terror y horror en cada amanecer y anochecer.
Se ignora si la verbena del “Viejito” sirvió (ajá) para olvidar un ratito la cruda y ruda y dura realidad social dándonos “atole con el dedo” y subastando utopías.
Pero “¡qué difícil es vivir!” (Albert Camus) con “el miedo al miedo”.
La pesadilla inacabable.
Con todo y la frase bíblica de que “la inseguridad ha bajado muchísimo”.
Respeto a los ciudadanos, caray. (lv)