Política frívola
**3 mil pares de zapatos
**500 vestidos largos
**888 bolsas de mano
UNO. Política fregona
La política en “la plenitud del pinche poder”, usurpando las mieles del pinche poder, fue y es Imelda Marcos, la esposa del presidente de Filipinas, Ferdinand Marcos.
Una frasecita bíblica la define: “Merezco abundancia. Merezco abundancia” (como aquella de Veracruz).
Fue gobernadora. Ministra de Estado. Diputada. Y Embajadora.
También la llamaban “La mariposa de hierro”.
Dueña del día y de la noche. Dueña del destino individual y familiar y colectivo de los gobernados.
Un hecho singular la define, entre otros:
Tenía una colección de tres mil pares de zapatos y zapatillas.
Simplemente, tres mil.
Es decir, para usar un par cada once meses.
DOS. La Jackie Kennedy de Asia
Además, en su recámara más de quinientos vestidos largos.
888 (ochocientos ochenta y ocho) bolsas de mano y carteras.
65 (sesenta y cinco) parasoles.
Por eso también le llamaban “La Jackie Kennedy asiática”.
Jackie Kennedy, por cierto, solía irse de compras mientras su esposo, el presidente John F. Kennedy, hacía el amor y el sexo con Marilyn Monroe.
TRES. Veinte años en el poder
Imelda Marcos ejerció el poder con su esposo durante más de veinte años.
De los años 1965 a 1986.
Casi casi como ahora la Kirchner en Argentina. Obsesionada de manera obsesiva con el poder político.
En momento estelar, Dilma Roussef, presidente de Brasil, se retiró de la vida pública.
También se retiró Michelle Bachelet, presidenta de Chile.
Pero, bueno, hay quienes convierten la política en una droga. Incluso, pero que una droga.
Y se vuelven adictivas.
Y de paso, tóxicas.
Una locura, simplemente una locura, haberse comprado Imelda Marcos tres mil pares de zapatos y zapatillas.
Una leyenda urbana caminando en el mundo.
El día cuando los Sandinistas tumbaron en Nicaragua a Anastasio Somoza habló por teléfono a su señora madre, de compra en Estados Unidos.
Entonces, la madre preguntó:
“Hijo, ¿no que Nicaragua era nuestra?”.
Hoy, el exguerrillero Daniel Ortega, convertido en dictador, alterna el poder con su esposita.
CUATRO. Mujer fría y calculadora
Serena, cautelosa, fría, calculadora, midiendo “el agua a los tamales” era la Malinche.
Siempre, atrás del poder, sobrellevando al conquistador Hernán Cortés.
Políglota. Discreta. Eficiente. Sin ambicionar la silla embrujada del palacio. Sin soñar con estar en primera fila y en las grandes ligas.
Y aun cuando al principio luego de que su padre, el cacique indígena de Tabasco, la regalara a Cortés y Cortés la menospreciara, ella fue paciente.
Y esperó. Y esperó. Y esperó hasta cuando se volvió una necesidad social y política para el Conquistador.
CINCO. Obsesionada con el poder
Cleopatra vivió traumada con el mando y el poder.
Por ejemplo, a la hora de la sucesión política del padre ordenó matar a su hermano para quedarse como la favorita.
Y de ñapa, encarceló a la hermana para multiplicar la victoria.
Luego, soñó con extender el reinado de Egipto a Roma.
Y sedujo con sus encantos a par de Césares.
Julio César y Marco Antonio.
Incluso, con su cuerpo y el alcohol convirtió a Marco Antonio en un dependiente neurológico.
Pero cuando Marco Antonio fue derrotado por Octavio, Marco Antonio se suicidó.
Y cuando ella fracasara con la seducción de Octavio también se quitó la vida.
SEIS. Locura total y absoluta
Los tres mil pares de zapatos y zapatillas de Imelda Marcos la ubican en el peldaño más elevado de la política.
Y, claro, los más de quinientos vestidos largos, todos para festejos y pachangones, como si todas las noches habría estado de fiesta y usara un vestido cada año y medio.
La locura en el ejercicio del poder. (lv)