Tragedia perruna
**Once perritos muertos
**Todos, quemados...
ESCALERAS: ¡Vaya tragedia en Boca del Río!
Primero, todo indica un cortocircuito, una casa en Casas TAMSA se incendió.
La familia, durmiendo.
El fuego se fue extendiendo y los vecinos fueron los primeros en darse cuenta cuando el humo emergía de la casa.
Y avisaron a los bomberos.
El fuego multiplicándose como los peces y los panes en el relato bíblico.
Y en la casa había doce perritos.
PASAMANOS: Entonces, la familia despertó y mirando el fuego salió huyendo por la azotea.
Y los doce perritos “atrapados y sin salida” en medio del fuego, pero uno logró salir.
Y los once perritos (caray, los doce apóstoles de Jesús) fueron muriendo de uno en uno por las llamas.
Los vecinos, generosos, quisieron detener las llamas a base de cubetazos mientras llegaban los bomberos.
De poco o nada sirvió.
Casi casi como cuando las ciudades Sodoma y Gomorra desaparecieron ante el fuego divino, incluidos los animalitos.
CORREDORES: En el Congreso de la Unión, legislando para aprobar leyes de protección a los animalitos.
No más peleas de gallo, a menos, claro, clandestinas.
No más peleas de perros, a menos, clandestinas.
No más toros torturados en las fiestas pueblerinas y aldeanas como en Tlacotalpan el Día de la Candelaria, por ejemplo.
No más perritos y gatitos callejeros con el riesgo de maltrato.
No más perritos y gatitos sin darles de comer y beber agua.
BALCONES: Memorable y citable, por ejemplo, el filme cinematográfico “Amores perros” con Gael García Bernal.
Peleas de perritos cien por ciento desalmadas.
Los perritos peleando cuerpo a cuerpo, a mordiscos y arañazos, hasta quitarse la vida.
Y de por medio las grandes apuestas. Apuestas millonarias.
Y con frecuencia, el dueño del perrito perdedor levantándolo del suelo y tirándolo a la batea de la camioneta para arrojarlo en el basurero municipal.
¡Ay, los perritos cuando en la Revolución trotaban al lado del general y al lado de la Adelita del general!
PASILLOS: La tragedia en Boca del Río.
Una desgracia familiar. Una desventura.
La familia con la casa quemada, pérdida total.
Y con la pérdida total de bienes materiales y satisfactores, como la ropa, por ejemplo. Nada quedó.
Salir huyendo por la azotea para salvar la vida.
Y los doce perritos a la suerte del destino. (lv)