Moda de sicarios
**Matar a machetazos
**Carteles recrudecidos
ESCALERAS: Antes, mucho antes, por ejemplo, cuando entraron a Veracruz por el norte, vía Tampico Alto, los malandros mataban rafagueando autobuses urbanos de pasajeros.
Luego, asesinaban en masacres a un montón de hombres y los tiraban sobre los puentes, por ejemplo, el puente uniendo a Tamaulipas con Veracruz, a la altura de Tampico Alto.
Después, y con frecuencia, con bombas molotov.
En el inter, pistolas y escopetas.
Incluso, decapitando a los otros, por lo general, ciudadanos de a pie y motorizados.
PASAMANOS: De pronto, en el camino dieron un vuelco. Ya los carteles. Los cartelitos. Los sicarios. Los pistoleros. La delincuencia común.
Ahora, les ha dado por asesinar a machetazos. Machetazo limpio. Uno tras otro hasta que el interfecto quede sin vida.
El caso, entre otros, del par de hombres macheteados en Catemaco.
Fue, por cierto, en el Dia del Músico. Dia de Santa Cecilia. Mientras, caray, san Juditas Tadeo llegaba a un templo católico y apostólico en Tuxpan, camino quizá a la sierra de Chicontepec y Huayacocotla.
Un hombre asesinado. Un ciudadano, digamos, común y sencillo.
El otro, un productor de programas radiofónicos. Martín Torres Sánchez. De la estación de radio de San Andrés Tuxtla, La Primerísima.
CORREDORES: De entrada, mucha saña, barbarie, alevosía, ventaja y premeditación.
Y aun cuando hay par de versiones sobre la masacre a machetazos como en algunas películas de Emilio “El Indio” Fernández, el México de siglos anteriores, tiempo de la Revolución, indicativo y significativo el uso del machete.
Que un campesino desconocido se les fue encima, sabrá el chamán.
Que en el bar “La loca” tuvieron un altercado con un parroquiano y luego los cazó y los atacó y mató, sabrá el tlatoani.
Y “haiga sido haiga sido”, par de macheteados en el penúltimo viernes de Cuitláhuac García como gobernador.
El fin del sexenio, igual, igualito, al resto de los seis años oscuros, huracanados, torrenciales, violentos, frenéticos.
Lo cantó José Alfredo Jiménez: “La vida no vale nada”.
BALCONES: La otra forma de matar en Veracruz en el tiempo purificado de la 4T es base de golpes. Madrazo limpio.
Por ejemplo, el asesinato de una jubilada de Pemex, una persona de la séptima década, en Coatzacoalcos.
Alicia Dante Rueda se llamaba. 84 años.
Un tipo, de nombre Rodrigo N., le quitó la vida.
Incluso, luego de matarla, o desde antes, la ató a una silla.
Fue detenido. Ahora, enfrenta el proceso penal.
PASILLOS: Asesinatos en Veracruz a golpes y machetazos hasta causar la muerte.
Simplemente, los malosos (sean quienes sean) más endurecidos.
Multiplicar en el ánimo ciudadano el miedo. “Y el miedo al miedo”. El pánico. El terror.
Nada tan productivo para los carteles y cartelitos, anexos y derivados, como operar en un pueblo aterrorizado.
Más, mucho más, cuando la autoridad estatal y municipal han dejado constancia de su ineficacia, ineficiencia e incompetencia.
El gobierno de Veracruz, en el principio de Peter. En el peor talón de Aquiles.
Desde luego, nunca les interesó, ocupó ni preocupó garantizar la seguridad en la vida y los bienes como lo establece el Estado de Derecho.
VENTANAS: Por eso, creciendo al castigo, llegaron al uso del machete y el madrazo limpio para nublar la vida de parte de la población.
La magia de los tegolos y la hermosa bahía, laguna, de Catemaco, pulverizada y diluida por el par de hombres ejecutados a machetazos.
Ni siquiera, vaya, los brujos pudieron evitar el mal fario y el peor karma. (lv)