Los calenturientos
1 (El sexo los hará libres...)
Luego de la exhibida del tabasqueño secretario de Gobierno con bienes materiales, incluidas tres mansiones y hasta un yate...
Después de la exhibida del secretario de Seguridad Pública con mansión en Boca del Río...
Al ratito de la exhibida de “Los Tres Chiflados” según el senador Manuel Huerta, a saber, los secretarios de Gobierno y Medio Ambiente y el Procurador del Medio Ambiente
Y lueguito de la exhibida del secretario de Turismo con su hotelito en Emiliano Zapata…
Y al ratito de la exhibida de la secretaría de Desarrollo Agropecuario porque desde el mes de abril los campesinos de “Sembrando vida” esperan el paguito obradorista…
Y lueguito de tanta exhibida del jefe máximo, el frívolo Rey de la Salsa y el Danzón, Cuitláhuac G. J….
En el Congreso local correspondió el turno a “Los calenturientos”.
Este año, únicamente ese año, 331 (trescientos treinta y una) denuncias en la Contraloría por acoso sexual.
Y en las dependencias del gobierno del Estado.
El deseo.
La pasión.
El sexo.
“El sexo los hará libres”.
Es decir, 331 funcionarios estatales encendidos en el cuerpo y el sexo devorados por la tentación corpórea de las mujeres.
De las 331 denuncias, en ciento doce casos la investigación aplicada por la Contraloría.
Para proceder, digamos, ajá.
En 43 denuncias… investigaciones administrativas.
Los discípulos del productor cinematográfico, Harvey Weinstein, de cara al Golfo de México.
El sexo mueve el mundo dijo Sigmund Freud.
Y en Veracruz en el inmaculado y sacrosanto tiempo de la purificación moral y la honestidad valiente, la pasión descarrilada en el peldaño más alto.
Por un lado, entonces (y para cerrar el círculo), las acusaciones de corrupción.
Los corruptazos diría Andrés Manuel López Obrador y con todo y “los golpes de pecho” de que “no somos iguales”.
Y por el otro, los sicópatas de las dependencias estatales.
El senador Manuel Huerta Ladrón de Guevara removiendo “el índice en la llaga purulenta”.
Por ejemplo, enmarcando a Cuitláhuac G. alrededor de seis ejes rectores de acuerdo con el columnista Arturo Reyes Isidoro en “Prosa aprisa” y sin prisa:
Uno. Amiguismo.
Dos. Nepotismo.
Tres. Deshonestidad.
Cuatro. Mentiras.
Cinco. Impunidad.
Y sexto: persecución de políticos opositores.
Entre otros rubros.
¡Vaya sexenio!
¡Vaya peor fin de sexenio!
2 (El derecho de pernada)
Con tantas denuncias de acoso sexual en la Contraloría estamos ante lo que bien podría denominarse el Sexenio de la Promiscuidad.
El sexenio del abuso sexual… desde el poder político.
Casi casi, el derecho de pernada de los caciques del país en el siglo pasado alcanzando “la plenitud del pinche poder” con la novela Pedro Páramo de Juan Rulfo.
La seducción sexual a cambio de un mejor salario para las empleadas.
La seducción sexual a partir de los sueldos pichurrientos del Estado.
Caso, por ejemplo, en la última semana de Cuitláhuac como jefazazo, de las mujeres burócratas de TV Más denunciando la misoginia del director Víctor Cisneros, El Kiko, y su lugarteniente administrativo, Enrique Ávila Sandoval, “El Quique”.
Una misoginia que entre otros hechos y cositas les llevó a pagar la mitad del salario de los hombres a las mujeres desempeñando las mismas tareas y funciones.
3 (Sexenio de la Promiscuidad Sexual)
331 (trescientas treinta y una denuncias en la Contraloría por acoso sexual son un montón.
Un alud.
Un tsunami.
Caballos descarrilados en la competencia hípica.
Casi casi como los feminicidios, Veracruz, campeón nacional.
Por aquí el primero y el segundo y el décimo feminicidio y nada pasaba, entonces los feminicidas se sentían y creían a sus anchas.
Por aquí la Contraloría recibió una, diez, cien, doscientas denuncias por hostigamiento sexual y nada pasaba, los acosadores machitos se sintieron en el paraíso terrenal, dueños del día y de la noche.
Y siguieron acosando.
Parecían tener permiso oficial.
El productor cinematográfico de Estados Unidos, Harvey Weinstein, cometió y consumó el primero y el segundo y el tercero acoso sexual y nada pasó.
Y siguió pa’lante.
El curita Marcial Maciel ultrajó al primero, segundo y décimo y veinteavo seminarista y ningún superior asestaba el manotazo, ni siquiera, vaya del Vaticano, Maciel usufructuó el permiso diplomático autorizado.
Y dio “rienda suelta a la hilacha”.
La misma Contraloría con su denuncia… bajo evidencia.
¿Será que Cuitláhuac, el Rey de la Salsa y el Danzón, nunca fue informado de lo que pasaba en el interior del gobierno del Estado?
¿Y/o le informaron y le valió?
Con Cuitláhuac, el sexenio de la promiscuidad sexual.
Lo que faltaba. (lv)