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Expediente 2024
Miércoles 27 noviembre, 2024

Adiós, adiosito, Cuitláhuac

1 (Ojalá nunca vuelvas...)

Adiós, adiosito, Cuitláhuac G. J. ¡Buena suerte, hosanna, hosanna! ¡Gloria a Dios en las alturas y a los hombres de buena voluntad! Adiós, adiosito.
Nunca olvidaremos tantas cosas y hechos.
Por ejemplo: Tu foto dominical con los payasos de Xalapa mientras Carrizal se convulsionaba con tres muertos y en Villa Aldama un policía era asesinado.

Siempre vivirá en nosotros tu foto disfrazo de Chano y Chon y desfilando con las catrinas en la capital.
Y tu video trepado en las redes sociales bailando salsa pasitos Tun Tun.
Y comiendo chicharrones de una paila en una calle. Y acompañado de la fiscal general para dar testimonio y fe.
Y anunciando a cada rato luego de nueva masacre que los asesinos ya están identificados y hay retrato hablado y que pronto, pronto, pronto, antes del gallito bíblico cantando tres veces serán detenidos.
Y comiendo pastel en el día de tu cumpleaños en el palacio de gobierno de Xalapa mientras Veracruz seguía y seguía y seguía ensangrentado.
Memorable y citable la huella social que dejas como, por ejemplo, en Soteapan, cuando los indígenas tomaron la presa Yuribia y les pediste, gran Estadista, te la devolvieran porque tú también eres indígena como ellos y te llamas Cuitláhuac.
Pero más todavía. Cuando les dijiste a los indígenas que tus cinco hermanos son indígenas porque fueron bautizados con nombre indígena.
Jamás olvidaremos cuando bailaste huapango en la zona norte y en la calle y al lado de indígenas.
Y cuando casi casi ganas el concurso de danzón en Actopan.
Caray, ¿cómo olvidar el primero de diciembre del año 2018 cuando tomaste posesión y paseaste tomado, no de la mano, sino de la muñeca (como Truman Capote tomaba a Marilyn Monroe cuando bailaban en una disco), y tú tomaste a una Barbie Liverpool como tu pareja, tu gran pareja?
Aquella vez cuando anunciaste el premio estatal de Periodismo, Regina Martínez, y una reportera por ahí se encorajinó y protestó y diste marcha atrás.
La ocasión cuando en el informe de gobierno en Tlacotalpan (¡tan querido por ti!) cuando aseguraste sin pudor que en Veracruz “las mujeres pueden soñar” en tanto Veracruz escalaba al primer lugar nacional en feminicidios y en donde lo dejas ubicado y mejor posicionado.
Tu foto en las redes sociales con unos amiguitos, todos vestidos con traje fifí como si fueran a bailar tango o jazz.
Tu dicha y felicidad posando al lado de tu hacedor, Andrés Manuel López Obrador, y de tu esperanza laboral, Claudia Sheinbaum Pardo.
Tu viaje intrépido, audaz y temerario a Soledad Atzompa varios días después de cuando la población linchara a seis secuestradores y tú llegaras custodiado por policías en veinte patrullas y un helicóptero con policías siguiendo la caravana.
Nunca olvidaremos tu gran sensibilidad social con el millón de indígenas de Veracruz en las ocho regiones étnicas y a quienes únicamente visitaste en seis años en par de ocasiones. Una, en Atzompa. Y la otra, en Soteapan.
Tu desdén. Tu menosprecio. Tu desprecio. Tu indiferencia. Tu valemadrismo.
Casi casi como aquella avisando a la mitad del mundo y a la otra mitad que “Aquí mando yo”.
Tu silencio, mejor dicho, complicidad, cuando el entonces secretario General de Gobierno, Éric Patrocinio Cisneros Burgos, soñó con la candidatura de MORENA a gobernador, y acompañado de la fiscal general, llegaba a cada pueblo para coronar a la flor más bella del ejido creyendo así alcanzar la popularidad necesitada.
Más, porque AMLO, tu hacedor, ya tenía otra decisión.
Adiós, adiosito, Cuitláhuac.
Siempre vivirás en nosotros.
Gracias a ti aprendimos la indignación crónica.

2 (Una sombra atrás de Cuitláhuac)

Una sombra social perseguirá a Cuitláhuac G. J. una vez deje la silla embrujada del palacio de gobierno de Xalapa.
Veracruz, campeón nacional en feminicidios.
Secuestros.
Extorsiones.
Fosas clandestinas.
Impunidad.
Y Veracruz, en el quinto lugar nacional de desaparecidos.
Por fortuna, el Rey de la Salsa y el Danzón es frívolo.
Y despreciativo.
Indiferente.
Y el Veracruz ensangrentado le hace, como dicen por ahí, “lo que el viento a Benito Juárez”.
Bastaría referir, por ejemplo, en Zongolica parte de la población tomó el juzgado y exige la renuncia de la Fiscal Francisca Martínez.
Hace cuatro años, una anciana fue asesinada. Y su nieta, ultrajada.
Y desde entonces, la familia y los amigos y los vecinos esperan justicia.
Y la fiscal, archivando el expediente.
Una carga pesada, muy pesada, para Cuitláhuac G. J.
Pero como su piel es de cocodrilo, resistente, le vale.
Estando bien con AMLO y Sheinbaum, allá los ángeles y querubines emberrinchen. (lv)


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