Y dado el sistema político, en el Veracruz de una sola mujer, como antes, durante 78 mandatarios, el Veracruz de un solo hombre.
Jefa del Poder Ejecutivo. Jefa de las finanzas públicas. Jefa de las corporaciones policiacas.
Jefe de la política-política. Jefa de parte superior del Poder Legislativo, la mayoría de MORENA.
Jefa de parte del Poder Judicial.

DOS. Jefaza de ediles

Jefa de los presidentes municipales, síndicos y regidores de MORENA.
Jefa nata de MORENA, con todo y solicitar renuncia al partido guinda y marrón para volverse una política apartidista.
Jefaza del día y de la noche. Jefa de las decisiones superiores, medianas e inferiores.
Jefaza en parte de los medios de información y de las redes sociales.
Con facultades metaconstitucionales para nombrar y desnombrar a los funcionarios del gabinete legal y ampliado.
Con autoridad para designar al titular de la JUCOPO, Junta de Coordinación Política del Congreso local.

TRES. La fuerza del sistema político

Todo está construido para que el político encumbrado sea, incluso, como solía afirmar el emperador Calígula al despertar cada mañana: “Hay días cuando me siento Dios”.
Seis años en el trono imperial y faraónico.
Seis años en la portada de los medios impresos y digitales.
Lo dijo Alfredo Vladimir Bonfil, el líder campesino del país en el siglo pasado a Luis Echeverría Álvarez: “A una voz de usted, señor presidente, este país se incendia o apacigua”.
Seis largos y extensos años en el peldaño más elevado del poder político, sinónimo del poder económico y social.

CUATRO. La cruda realidad

Seis millones de los ocho millones y cachito de habitantes de Veracruz, en la miseria, la pobreza, la jodidez, el desempleo, el subempleo, los salarios pichurrientos y la migración a Estados Unidos como única salida de emergencia para tener un empleo digno y pagado con justicia laboral.
Más de seis mil desaparecidos oficializados (pueden ser mucho más) por el secretario General de Gobierno, el tabasqueño, en la comparecencia en el Poder Legislativo.
Un Veracruz ensangrentando donde los carteles y cartelitos, sicarios y pistoleros, malosos y malandros son los dueños del día y de la noche.
Y los dueños del destino personal, familiar y colectivo.
34 (treinta y cuatro) Colectivos integrados con padres con hijos y parientes secuestrados y desaparecidos revoloteando la tierra para encontrar a los suyos.

CINCO. Camino al Gólgota

El viejito del barrio recuerda que en Veracruz (como en la república) cada seis años (y por arte de magia), la esperanza y la fe ciudadana en las tribus políticas suelen reinventarse.
Incluso, hasta olvidando los sinsabores y frustraciones de la elite gobernante expirada.
Casi casi como la fe en San Juditas Tadeo y en el obispo santo, Rafael Guízar y Valencia.
Con todo, se trata de un camino sexenal lleno de espinas, cardos y abrojos y derecho, derechito, al Gólgota de cada ser humano, cada ciudadano, en su vida.

SEIS. Un infierno llamado Veracruz

Ahora sí, bienaventurados quienes crean. Y conserven la esperanza y la fe “a prueba de bomba” en el camino azaroso por delante.
Más cuando se tiene la certeza (y sin ninguna duda) de vivir y padecer un infierno llamado Veracruz.
¡Hosanna, hosanna, los Reyes Magos existen! (lv)