Gran coleccionista
**De figuras populares
**Escritor Carlos Monsiváis
EMBARCADERO: Durante treinta años, Carlos Monsiváis Aceves escribió y publicó miles de crónicas en la prensa escrita... Tecleó ensayos y artículos para las revistas especializadas... Dictó conferencias... Participó en mítines y marchas “por causas difíciles y desesperadas” como San Juditas Tadeo... Publicó más de treinta libros... Y al mismo tiempo, caray, vaya mexicano universal, se volvió un coleccionista
Un gran coleccionista… Y en tres décadas reunió en su casa unas veinte mil reliquias… Todas de la cultura popular… Muchas, muchísimas, en miniaturas…
ROMPEOLAS: Con una insólita disciplina y constancia fue coleccionando partituras, caricaturas, litografías, fotografías, grabados, carteles, libros, juguetes, calaveras, vestimentas y accesorios de diferentes épocas de la vida en México, diseños icónicos, maquetas y posters, entre tantos otros… Incluso, hasta muñecos de las grandes figuras de la lucha libre… Entre ellos, los enmascarados… En total, más de veinte mil piezas y las cuales fueron compradas poco a poquito, pian pianito, rescatando el México popular… Y en su casa en la colonia Condesa donde vivía, además con trece gatos y una sala de cine con cientos, miles quizá, de películas mexicanas, las fue conservando…
ARRECIFES: Hay quienes, afirman, por ejemplo, que en su casa tenía dos recámaras únicamente destinadas para sus archivos periodísticos… Recortes de la prensa impresa de hechos memorables, citables y bíblicos… Recortes, además, para armar y construir historias… Entonces, y hacia el año 2006, alguien por ahí interesó al magnate Carlos Slim Helú, considerando en su tiempo el hombre más rico (y enriquecido) del mundo… Y Slim, tan generoso, destinó un edificio en el Centro Histórico para dimensionar las veinte mil piezas coleccionadas por Monsiváis… Y crearon “El Estanquillo”, una especie de museo Monsiváis… El testimonio de un momento estelar en la vida de la república…
ESCOLLERAS: Además, claro, en “El Estanquillo”, las películas de Monsiváis… Y los libros, incluidos, los libros incunables, aquellos olorosos a humedad y ácaros y de los que los expertos aseguran se lo llevaron a la tumba pues los leía y respiraba la humedad, tan dañina a los pulmones… Además, la colección de discos… En tanto, los trece gatitos en su casa fueron distribuidos entre los amigos a la hora de la muerte… Uno de ellos, adoptado por la escritora Elena Poniatowska… La amiga número uno…
PLAZOLETA: Una vida plena dedicada con disciplina y tesón al ejercicio de la inteligencia… Insólita su vida: además de escribir y publicar más de treinta libros, caray, coleccionar más de veinte mil piezas de cultura popular… Indicativo: el dinero invertido en la adquisición de tales piezas… Monsiváis no tomaba… No andaba en francachelas… Tampoco en comidas suntuarias en restaurantes de lujo… No solía vestir ropa de marca… Ni zapatos de marca… Ni trajes elegantes y costosos… En su casa, solía caminarse de puntillas en medio de tantos libros distribuidos (y bien acomodaditos) en los pasillos… Las regalías de sus libros, por ejemplo, eran para comprar más libros y adquirir las cositas de su gran colección…
PALMERAS: Muchas vidas tuvo Monsiváis… Y las vivió con el acelerador metido hasta el tuétano y sin ocuparse de cosas insustanciales, formas de perder el tiempo a lo tonto… A los 4 años de edad, su señora madre lo enseñó a leer y escribir… Y a los 5 años empezó a leer la Biblia… Y desde entonces, siempre con un libro en la mano… Estudiando y anotando… Y ejerciendo a plenitud la libertad y dignidad… Y autonomía e independencia de pensamiento y sentimiento… Fue un hombre libre… Admirado y admirable… Respetado y respetable… (lv)