Un caciquito guinda y marrón
1 (La esposita... para alcaldesa)
En Alto Lucero de Paquita la del barrio, el viejo PRI floreciendo en el surco fértil.
El PRI de las imposiciones.
El PRI del Dedazo y por derecho superior.
El PRI de los caciques y caciquitos, más allá, incluso, de Pedro Paramo en la Comala de Juan Rulfo.
El PRI de “Aquí mando yo”.
El PRI donde un hombre, una mujer, una familia, se creen y sienten los dueños únicos y exclusivos del destino personal, el destino familiar y el destino colectivo.
Por ejemplo: El padre, Vicente Aguilar, dueño del Partido del Trabajo. Filial, ya se sabe, de MORENA. La MORENA, el PRI del siglo XXI.
El hijo, Vicente Aguilar Castillo, fue presidente municipal.
Ahora, diputado local pluri.
Es decir, sin hacer campaña.
Sin gastar un solo centavito.
Ni exponerse a una derrota en las urnas.
¡Ah!, pero sueña con imponer a su esposita, Romina Arroyo Aguilar, de alcaldesa.
Romina con su gran experiencia política como presidenta del DIF municipal.
Y se mueve.
Ya se sabe, el Segundo Piso de la honestidad valiente y la purificación moral.
Ojalá y Paquita pidiera a su compositor la segunda versión de “Rata de dos patas”…
Ya se verá si Alberto Anaya, dueño del Partido del Trabajo desde el año 1990, permite el Nepotismo y el Tráfico de Influencias.
Más cuando la presidenta de la república envió al Congreso federal iniciativa de ley prohibiendo el Nepotismo.
En el siglo pasado les llamaban “señores de horca y cuchillo”.
Los dueños del pueblo.
¡Ay, Paquita, ni con tus canciones has podido liberar a Alto Lucero de los hacendados políticos!
2 (Desbarrancado el padre por una mujer)
Vicente Aguilar, dueño del PT en Veracruz, soñó con la diputación local pluri.
Y hasta se anunció y promovió.
Pero de pronto, ¡zas!, apareció la ex priista Elizabeth Morales, Elmo, disputando la curul.
Y luego del jelengue, simple y llanamente, se quedó con la silla en el Palacio Legislativo.
Ahora, quizá, quizá, quizá, herido de muerte, Vicente Aguilar, el padre, siente que “la Revolución hecha gobierno” guinda y marrón, se la debe.
Ya impuso al hijo de diputado local pluri.
Y con el hijo van de nuevo por la presidencia municipal para la señora.
¡Te queremos, Claudia Sheinbaum, te queremos!
3 (Alberto Anaya, ejemplo a seguir…)
Claro, Vicente Aguilar tiene en Alberto Anaya un modelo conductual.
Por ejemplo: Desde el 8 de diciembre de 1990 (hace 34, treinta y cuatro años), Anaya es dueño total y absoluto del Partido del Trabajo.
Y ha desempeñado todos los cargos legislativos habidos y por haber.
Entonces, si en la vida ha de predicarse con el ejemplo como dice el viejito del barrio, entonces, “muchas cosas veredes, mi querido Cid”, con Vicente Aguilar.
Vaya, llegará momento estelar cuando a los Aguilar les quedará corto Alto Lucero.
Y eso del Nepotismo y el Tráfico de Influencias, como dijera AMLO, el expresidente, “¡al carajo las instituciones!”.
4 (¡Ay las tentaciones!)
La tentación política, social, económica y moral es muy canija y ni siquiera el padre Adán ni tampoco quizá Juan Bautista la resistirían.
Si un hombre, por ejemplo, en un pueblo es el jefe máximo…
El tlatoani…
El gurú…
El chamán…
El Odorico Cienfuegos…
El Padrino Don Corleone…
Ni hablar, le asiste por mandato extraterrestre toda la razón del mundo para imponer a la esposita, a los hijitos, a los hermanitos, en cargos públicos.
La moral, ya se sabe, “es un árbol que da moras”.
Y lo malo para unos, bueno para otros.
Y lícito.
Y justo.
Y hasta sueñan con entrar al paraíso celestial sin pasar examen. (lv)
Cirilo Pitalúa Cobos 22 Nov, 2024 - 12:29
Cuánta pena, colega! Cuando olvidamos nuestro origen.