Después, tremenda comilitona… Luego, a seguir bailando… Entonces, y luego del festín del cuerpo y el bamboleo de las caderas, se encerraba para el sexo y el amor…

ROMPEOLAS: Procreó veintiocho hijos… Todos, reconocidos… Nada como Pedro Páramo de que “aquí todos somos hijos de Pedro Páramo”… Y únicamente reconoció a uno… Es más, hacia el final de su vida, retirado de la guerra, creó su paraíso terrenal como una Comuna donde intentó reunir, primero, a los hijos, y después a las esposas… Luz Corral, la primera, la jefa de jefas, la catedral, aceptó a los hijos de las otras… Pero nunca permitió la llegada de las capillas.. Y el sueño socialista de Pancho Villa se derrumbó…

ARRECIFES: Para el sicólogo, las mujeres siempre buscan a los hombres famosos… Y Villa lo era… El Pedro Armendáriz de las películas… Valiente… Bragado… Atrevido… Buen mozo… Fina estampa, caballero… El jefe máximo de la División del Norte con treinta mil soldados villistas, armados, incluso, con palos y piedras en la guerra… El único general entrando a Columbus, el pueblo norteamericano, a base de tiros y disparos… El militar odiado por los generales de cinco estrellas dada su inteligencia incandescente y talento…

ESCOLLERAS: Entonces, las mujeres se le ofrecían… Desde casadas y con hijos, divorciadas y separadas, hasta chiquillas de quince años… En un baile en un pueblo norteño coincidió con el general Victoriano Huerta, el asesino de Francisco I. Madero y José María Pino Suárez… Y ambos compitieron por una chica de unos veinticinco años… Guapa… Bonita… Soltera… Un monumento… Y la chica prefirió a Villa… Y al día siguiente, cuando Villa aún estaba en el tálamo llegaron los soldados de Huerta para detenerlo y fusilarlo… A tiempo llegó el telegrama de Francisco I. Madero con una comisión para Villa… Y Huerta quedó con las ganas del crimen…

PLAZOLETA: De los militares de la Revolución, buenos para la enagua Emiliano Zapata y Venustiano Carranza… Con Villa, feroz competencia del trío para expropiar haciendas a los latifundistas y obsequiarlas a las amantes en turno… Pero Villa, el galán de galanes… Ninguna mujer se resistía a su fama de bandolero y de fregón… La envidia del resto de generales al lado de Madero multiplicó la fama de Villa en la población femenina… Tenía papada y panza… Y siempre excedido de peso… Pero fama mata gordura… Y en el tálamo la panza se hace a un lado y la pareja feliz…

PALMERAS: Nunca fue Villa el tradicional macho mexicano… Las mujeres lo buscaban… Y se dejaba querer… Además, tantos años condenado a la soledad viviendo en la montaña como un bandolero, robando ganado para vivir y enviar dinerito a su señora madre y hermana, necesitaba de la caricia femenina… Y la tenía a un paso… Incluso, a todas las transfiguró en unas Adelitas… Luchando por la patria… Soldaderas a su lado… Disparando el rifle y la pistola… Y lanzando bombas… (lv)