La ceremonia del adiós
**Irse con bajo perfil
**Nada de halagos
EMBARCADERO: Jean-Paul Sartre fue una figura literaria, política y social refulgente... Punto de referencia filosófica, creó y recreó la corriente llamada existencialismo... Siempre se mantuvo lejos de los políticos, pero le fascinaba escudriñar su presente y pasado... Caray, un tiempo erróneo de su vida admiró a José Stalin... Le llamó mucho la lucha de Fidel Castro Ruz y Ernesto El Che Guevara en Cuba para tumbar al dictador Fulgencio Batista y de Paris viajó a La Habana para la entrevista
Y al mismo tiempo, un hombre modesto y sencillo… Siempre quiso una ceremonia familiar muy simple para su entierro… Y luego luego, ser incinerado… Y tiradas sus cenizas en el río Sena…
ROMPEOLAS: Y desde luego, se trata del mejor escenario para morir… En la discreción total y absoluta… Nada del repique de tambores y los mariachis por una muerte a la hora de la sepultura en el camposanto… Incluso, ni siquiera avisar a los más cercanos… El caso, entre otros, del periodista Miguel Ángel Granados Chapa… Falleció y fue incinerado… Y con todo el bajo perfil del mundo… Cuatro días después, los amigos se enteraron… Y supieron respetar la última decisión del gran maestro universitario de periodismo y mejor articulista de su columna, “Plaza Pública”…
ARRECIFE: Nada de honores, entonces, en el palenque público… Nada de despliegue informativo con crónicas y reportajes sobre la vida de cada quien… Nada del tiradero de incienso… Nada de esquelas en el periódico como el caso, entre tantos otros, de un hermano de Francisco “Chico” Balderas, líder petrolero en Nanchital, Veracruz, cuando publicara cien páginas con esquelas dando el pésimo por el fallecimiento del carnal…
ESCOLLERA: Nada de pasear el cadáver de un político en el pueblo porque fue dos, tres veces, presidente municipal… Nada de regodear el cuerpo del político en el palacio… Nada de oraciones fúnebres, ni siquiera, en el panteón… Nada de formarse la familia para recibir el pésame… Nada de una misa de cuerpo presente en la iglesia… Nada de rebautizar una calle con el nombre del muertito… Y/o una colonia popular… Y/o una escuela primaria o secundaria… Claro, quizá con la muerte de los artistas la población se manifiesta y van en procesión a rezarle para mirarlo en el féretro en la ceremonia del adiós… Más, considerando la necesidad del pueblo de tener héroes para vivir como canturrea el viejito del barrio…
PLAZOLETA: Nada como tirar las cenizas en el mar, digamos, el Golfo de México, y en el fondo de la bahía… Así, las cenizas dispersan y diluyen en las aguas marinas… Y únicamente bien pudiera quedar la nostalgia y el recuerdo… Pero, bueno, hay quienes prefieren conservar las cenizas en la recámara principal de la casa y mantener siempre una veladora prendida y en medio del santoral… Grave, pues llega un momento cuando la familia, alguien de la familia, suele platicar con las cenizas creyendo, como en el relato bíblico, en la Resurrección de los Muertos…
PALMERAS: En un poema, el cubano José Martí escribió: “En mi siempre existe el recuerdo de los míos”… Y, claro, sin compartir con nadie… Nada se gana con andar contando por ahí las historias de un difunto familiar… Ni del significado de ellos para uno… En todo caso, si alguna persona necesita desahogarse, nada como recordar en el insomnio, en la madrugada, las horas dichosas y felices a su lado… La fortaleza moral, emocional y sicológica se vuelven un búnker indestructible… Nunca ha de olvidarse la enseñanza bíblica: la paz de adentro es la paz de afuera… (lv)