Dios y Sartre
**“No existe”
**Relato bíblico
UNO. Dios y Sartre
A los once años de edad, el escritor Jean-Paul Sartre quedó convencido de la inexistencia de Dios.
Incluso, la supervivencia eterna la sustituyó por la inmortalidad terrestre.
A los 19 años de edad, el escritor Ignacio Ramírez, El Nigromante, fue admitido en la Academia de Letras de la Ciudad de México y empezó el discurso oficial con tres palabras: “¡Dios no existe!”.
En su vida de filósofo, político y amante apasionado del mayor número de mujeres, José Vasconcelos Calderón siempre se mantuvo lejos de Dios.
Y hacia el final de su vida se arrepintió de su pasado y cuando una amante le preguntó si la necesitaba, le respondió: “Yo sólo necesito a Dios”.
DOS. “Días cuando me siento Dios”
El muralista David Alfaro Siqueiros lo expresó del siguiente modo: “Soy ateo… gracias a Dios”.
En Rusia, el escritor León Tolstoi anunció al mundo: “Si Dios no existe, entonces, yo soy dios”.
Muchos años antes, en Roma, el emperador Calígula fue categórico: “Hay días cuando me siento dios”.
El Sumo Pontífice, Juan Pablo Segundo, rezada ocho horas diarias, hincado, a Dios.
Cleopatra susurró en el oído izquierdo al emperador romano, Julio César: “Tú eres mi dios”.
Y Julio César se la creyó en grande, aun cuando años después fue asesinado por los suyos en el Senado.
TRES. Jesús resucitó y Judas se ahorcó
En el Gólgota, crucificado antes de morir, Jesús preguntó: “Padre mío, ¿por qué me has abandonado?”.
El ladrón malo en el Gólgota dijo a Jesús: “Si eres Dios, sálvate. Y sálvanos”.
En nombre de Dios Padre, Jesús, el Dios hijo, curaba a los enfermos con solo tocarlos y resucitaba a los muertos.
Y a los tres días de su muerte, Jesús resucitó para sus apóstoles, tiempo cuando Judas, el apóstol traidor, se había ahorcado en un árbol en su rancho en las goteras de Jerusalén con las famosas treinta monedas.
CUATRO. Profecía apocalíptica
Según el Apocalipsis, Dios Padre ofreció el perdón a Jezabel, famosa putita, “llena de inmoralidad sexual” dice el relato bíblico, pero ella quiso continuar fiel a su vocación prostibularia haciendo el sexo y cobrando el favorcito íntimo.
De acuerdo con la Biblia, en el fin del mundo los muertos resucitarán y en las calles nos toparemos con Adolf Hitler, José Stalin, Benito Mussolini y Francisco Franco y todos saldremos huyendo de miedo y pavor al bigotito más ridículo de la historia como lo tenía el Führer.
CINCO. Ningún mortal ha visto a Dios…
A excepción, parece, de aquel Papa quien una madrugada despertó con sed y caminó a la cocina del Vaticano para buscar un vaso con agua y en el pasillo se topó con Dios y se pusieron a platicar según sabrosa crónica de Gabriel García Márquez.
Los ministros de Dios aseguran convencidos la existencia de un Dios a quien, cierto, nadie ha visto.
Pero la mitad del mundo y la otra mitad lo siente y percibe. Aletea en neuronas y corazones.
Y tiene vida y vida eterna en el terreno de la fe. Allí donde la razón “se topa con pared”.
En todo caso, la fe y la razón cada una en su mundo.
SEIS. Todas las religiones tienen un Dios
La religión católica, con Dios como eje rector, tiene el mayor número de creyentes y feligreses en los cinco continentes con más de doscientas naciones.
Y, bueno, todas las religiones tienen su Dios. Y lo reconocen con nombres diferentes.
El escritor Antón Chéjov era, además, médico. Y un día operando en el quirófano anduvo buscando el lugar concreto y específico del alma, equivalente, digamos, a la existencia de Dios.
Y por más intensa búsqueda nunca pudo ubicar el espacio del alma en el cuerpo humano.
Y desde entonces, se volvió ateo.
Por cierto, toda la vida Chéjov con un cucurucho en la mano donde escupía la sangre de la tuberculosis. (lv)