Jodidez indígena
**Vetados para estudiar
**Exhibida del CONEVAL
UNO. La utopía desquiciada...
Después de los cuatro tomos de reportajes y crónicas de Fernando Benítez sobre “Los indios de México”...
Y luego de un presidente, Lázaro Cárdenas del Río, tan obsesionado con la mejor calidad de vida de los indígenas
Y después de un Cárdenas suscribiendo convenios con la UNAM para el eficaz servicio social de los estudiantes en las regiones indígenas…
Y mucho años después de un Benito Juárez García, el ilustre indígena de Oaxaca, como presidente de la república…
DOS. CONEVAL jala la cobija…
Y de un Porfirio Díaz Mori con 34 (treinta y cuatro) años en el poder con raíces indígenas como su antecesor Benito Juárez…
Y del otro indígena, José María Morelos, declarándose Siervo de la Nación…
Y de tantos jefes del Poder Ejecutivo federal (y estatales) “cortándose las venas” por los indios…
Y de tantos discursos políticos (patrioteros y populacheros) de las tribus gobernantes encumbrados sobre la vida indígena…
El informe del CONEVAL (Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social) es categórico y lapidario:
Apenas, apenitas, el 9.4 por ciento de los indígenas del país tienen acceso a la educación superior.
TRES. Veracruz analfabeta
Desde luego, el dato es (o parece) viejo.
Bastaría referir el Veracruz con un millón de indígenas.
Y el dato general en materia educativa es el siguiente:
550 (quinientos cincuenta) mil personas de 14 años de edad en adelante no saben leer ni escribir. Son analfabetas.
Un millón de paisanos con la escuela primaria inconclusa.
Otro millón con la secundaria a medias.
Y 600 (seiscientos) mil con el Bachillerato incompleto.
Y “veinte y las malas”, la mayoría son indígenas y campesinos.
CUATRO. La gran estafa
Muchos años y sexenios han caminado “cortándose las venas” los políticos encumbrados por los indígenas.
Y si es cierto, como se afirma, de una educación (y calidad educativa) abriendo las puertas laborales dignas para todos, entonces, la política social como la gran estafa.
El CONEVAL, exhibiendo sin maquillaje la espantosa realidad y la cruda verdad.
Más cuando, por ejemplo, los niños de la primaria en las regiones indígenas suelen quedar dormidos en el pupitre en el salón de clases debido a la desnutrición y anemia histórica padecida desde “los orígenes de todos los tiempos”.
Quizá la mayor ofensa de García, el góber de Veracruz, fue pedir a los indígenas de Soteapan liberaran la presa Yuribia en el sur de Veracruz porque él, dijo, también es indígena por llamarse Cuitláhuac.
Además, el argumento convincente (ajá) de cinco hermanos de igual modo indígenas por tener nombres étnicos.
¡Vaya farsantito!
CINCO. Menosprecio de Cuitláhuac
Un hecho es indicativo y significativo: En seis años, García únicamente tuvo espacio y tiempo para estar en las regiones indígenas en dos, tres ocasiones.
Una, en Soteapan, cuando la presa Yuribia tomada.
Y dos, en Soledad Atzompa, en la montaña negra de Zongolica, cuando los vecinos de un poblado secuestraron y lincharon a un sexteto de secuestradores.
Entonces, unas dos semanas después llegó a Atzompa, la cabecera municipal, sin acercarse al poblado insurgente.
Además, custodiado por veinte patrullas con policías armados y un helicóptero sobrevolando con policías armados.
SEIS. Todos los políticos son iguales
Y en tales circunstancias, nunca, jamás, le ocupó ni preocupó mejorar la calidad de vida del millón de indígenas.
Atrás del rezago educativo en la población indígena subyace el desdén y el menosprecio, la indiferencia y la apatía, de las elites gobernantes.
Fue con García. Fue con la mayoría de los antecesores. Fue con los secretarios de Educación en Veracruz en cada sexenio. Y con los secretarios de Desarrollo Social. (lv)