A tono, digamos, con la historia como cuando con Plutarco Elías Calles, quien impuso a cuatro sucesores, la conseja popular era que quien gobernaba despachaba en Palacio Nacional “pero quien mandaba vivía enfrente”.
Más cuando, por ejemplo, Calles imponía la mitad y más de la mitad de los suyos en los gabinetes de Emilio Portes Gil, Abelardo L. Rodríguez, Pascual Ortiz Rubio y Lázaro Cárdenas del Río.
La historia de que Lázaro Cárdenas “aguantó vara” durante los dos primeros años, tiempo cuando asestara el manotazo y exiliara a Calles en Los Angeles.
Entonces, en los días siguientes, cambió el gabinete completo y dejó fuera a todos los callistas.
Y los legisladores federales se volvieron por añadidura cardenistas.
Y los gobernadores callistas se transfiguraron en cardenistas.
Y hasta los jefes de las zonas militares en el país también dejaron el Callismo y se volvieron cardenistas.
La fama pública, entonces, de que AMLO impuso a Sheinbaum a un montón de obradoristas.
Y de hecho y derecho parece haber quedado atada.
Una camisa de fuerza.
Y ni hablar, se explica (en ningún momento se justifica porque el periodo constitucional de AMLO ya terminó) porque AMLO eligió a Sheinbaum su candidata.
Y porque operó en materia política, social y electoral a su favor.
Y más, “en el país de un solo hombre”, el jefe máximo, el gurú, el tlatoani, el mandamás.
AMLO cayó (está probado y comprobado) en la tentación imperial y faraónica de Calígula cuando aseguraba que “hay días cuando me siento dios”.
Pero en el caso, la mayor parte de los días. Y noches.
De acuerdo con la ley, el periodo constitucional es de seis años.
Pero una cosita es la ley y otra, mil, dos mil, tres años luz de distancia, “la cruda realidad”.
Y mientras, la realidad es avasallante:
El ciudadano común y sencillo, el ciudadano de a pie, el ciudadano motorizado, tienen la percepción de que AMLO “seguirá mandando”.
Y por eso mismo, la presidenta de la república necesitará de toda la seguridad política en sí misma…
Y de toda la diplomacia política…
Y del gabinete legal y ampliado con su sello personal…, para, entre otras cositas y hechos, cambiar, modificar, la percepción.
Y si Lázaro Cárdenas demoró dos años para sacudirse a Plutarco Elías Calles, ya se verá y conocerá en el caso.

II (Sombra muy pesada)

Desde luego, está canijo, duro y rudo.
Primero, por la influencia política, social y quizá emocional de AMLO sobre Sheinbaum.
Segundo, porque Sheinbaum todo le debe.
Tercero, porque los legisladores federales de MORENA y hasta del PVEM y el PT deben la curul a AMLO.
Cuarto, porque los gobernadores de MORENA en el país tienen el sello obradorista.
Cinco, porque la mitad del gabinete de Sheinbaum es y será leal y fiel a AMLO.
Seis, porque los jefes militares de la nación se deben a AMLO.
Ocho, porque en el CEN de MORENA fueron impuestos gente de AMLO, entre ellos, el más indicativo y significativo, su hijo Andrés Manuel López Beltrán, Andy, y a quien los observadores miran como el inminente candidato presidencial en el año 2030.
Más, cuando, caray, el sexenio de Sheinbaum apenas, apenitas, ha iniciado.
Y nueve, porque de un presidente demócrata que habría sido AMLO cambió a un político autocrático.
Entonces, todo está dado para que AMLO comenzara ayer primero de octubre el séptimo año de su sexenio.
Claudia Sheinbaum “en su prueba de fuego”, quizá la más importante de su vida pública, para ser ella misma.
Habría de recordar que cuando Elías Calles influía cada vez más en Emilio Portes Gil, el primer presidente que impuso, simple y llanamente, Portes Gil prefirió renunciar a continuar de títere. (lv)