¡Farsantes en la SEP!
**Vetan comida chatarra
**Y cuando ya se van...
UNO. ¡Farsantes en la SEP!
¡Qué falsa sonó la secretaría de Educación Pública, SEP, anunciando “al cuarto para las doce” cuando el obradorismo casi casi ya se agotó, que en el sistema educativo, desde el kínder hasta la universidad, queda prohibida “la comidita chatarra”.
¡Qué oportunista! ¡Tanta que parece una vacilada! ¡Mejor dicho, un pitorreo!
Más, mucho más, cuando “tiros y troyanos” saben y están conscientes y tienen información de que las grandes fábricas de comida chatarra tienen lobistas en el Congreso de la Unión para en el caso burlar la ley.
¡Vaya farsantes!
DOS. AMLO, a la Organización Mundial de Salud
Así, digamos, quizá, quizá, quizá, desde el próximo lunes (el último día del sexenio guinda y marrón con sus cinco héroes patrios) la comidita chatarra queda vetada en las escuelas primarias, primarias, secundarias, bachilleratos y universidades públicas, y claro, también privadas.
De hecho y derecho, como si AMLO, el presidente, fuera a ser propuesto para titular de la Organización Mundial de la Salud, OMS.
Y/o en un descuido, para jefe máximo de la ONU, Organización de las Naciones Unidas.
¡Vaya tomadura de pelo!
TRES. Demagogia populachera
Por lo pronto, ajá, y en tanto “son peras o manzanas”, en todos los rincones escolares del país la policía sanitaria vigilara la venta de comida chatarra.
Entre otros productos, los siguientes (y lo que, desde luego, manifiesta el volumen de la demagogia populachera de la SEP, anexos y conexos:
Prohibidas la venta de chilaquiles, quesadillas, tacos, tacos de canasta, tacos dorados, botanas y frituras.
Prohibidas la venta de cacahuates, pastelitos, galletitas, donas, dulces, chocolates, gomitas, flanes, helados y nieves.
También, entre otros productos, pizzas, hot dogs, hamburguesas, banderillas, volovanes, chorizo y longanizas.
Como se advierte, la demagogia pura.
CUATRO. Carlos Slim vendió dulces
Quizá, y por la prisa, les faltó añadir que también la comidita chatarra queda prohibida, por ejemplo, en las plazas comerciales y en las dulcerías de las salas de los cines.
Y ni se diga en el tendajón y la tiendita del barrio.
Y también la ofrecida a menor precio por los compañeros del salón como, por ejemplo, hacia las ocho años de edad en la escuela primaria en la Ciudad de México el niño Carlos Slim Helú solía vender dulces a la hora del recreo y con lo que iniciara su asombrosa carrera empresarial.
CINCO. Chatarra por excelencia
Bien pudo la secretaría de Salud, por ejemplo, aprovechar el viaje de la SEP para prohibir la venta de refresco de cola en Chiapas, la entidad federativa ocupando el primer lugar mundial en el consumo de refrescos de cola.
Más, mucho más, por tratarse de un Estado cien por ciento indígena.
El refresco de cola, ya se sabe, chatarra por excelencia.
Pero como de seguro las prisas se impusieron, entonces, la SS cuando el jueves 26 de septiembre leyó el decreto oficial era demasiado tarde.
¡Pobrecitos, entonces, de los paisanos indígenas!
¡Ni modo, “aquí les tocó vivir y qué le vamos a hacer”!
SEIS. ¡Vivan la papada y la panza!
En fin, la vacilada está consumada desde antier y la demagogia ha alcanzado su más alto decibel.
Desde antes, antes del diluvio universal y antes de que Judas vendiera por treinta monedas a Jesús, por un lado, el auge de la comida chatarra, y por el otro, las intentonas oficiales para prohibir su circulación.
Un círculo vicioso que únicamente ha creado y recreado a una población mexicana con la papada y la panza colgando.
Y “la dicha inmensa de una vida sedentaria”, tirados en la hamaca, con la chelita bien fría en la mano y mirando el partido de fútbol en la tele.
¡Hosanna, hosanna, por la SEP! (lv)