El primer besito
**Chica de 14 años
**Se fue sin un adiós
EMBARCADERO: Nunca se olvida el primer beso... Fue con una chica de 14 años que parecía de 16, 17 años... Era alta y delgada... Y con trenzas resbalando en una espalda larga, larga, como autopista... Y que terminaban en unas caderas insolentes... Estremecía el dulce bamboleo de sus pompis cuando se le miraba y admiraba... Era de piel oscura, muy oscura... Y vivía con sus padres en un patio de vecindad donde cohabitaban unas diez familias y todas se manejaban como en una comuna
ROMPEOLAS: Y en una tarde tibia y fresca del verano que ya se iba coincidimos caminando sobre la banqueta de la calle donde vivíamos… Y uno al otro nos miramos en silencio y, claro, sin pronunciar una sola palabra… Y seguimos caminando… Y cuando lo advertimos las manos estaban entrelazadas y jugueteaban con ligeros y cariños y deliciosos apretones… Y de pronto, los dos nos miramos al mismo tiempo como si estuviéramos de acuerdo… Y ella inclinó la cabeza de manera ligera hacia atrás y entrecerró los ojos… Esperando, digamos, el beso…
ARRECIFES: Se ignora si ella ya tenía experiencia en cosas del deseo, la pasión y el amor… Pero para el joven aquel fue el primer beso… Y perturbador… Primero, por la delicia… Segundo, por el lengüeteo inesperado… Tercero, porque por una mordida en la lengua… Cuarto, porque era la tarde en la calle solitaria… Quinto, porque habría durado unos veinte, treinta segundos, en tanto las manos seguían empalmadas… Restregándose por inercia… Luego, ella sonrío mostrando la dentadura perfecta, bien parejitos los dientes, y con unos hoyitos en la mejilla cuando sonreía… Entonces, guiñó el ojo derecho y retiró su mano y regresó a su casa… Y sin ninguna palabra… Mejor dicho, el inmaculado y sacrosanto lenguaje de su apretón de manos, su mirada, su lengua y el bamboleo de sus caderas…
ESCOLLERAS: La noche despellejó la débil y tenue luminosidad de la tarde del verano que se iba… Y ella permaneció encerrada en su casa… Y en ningún momento se asomó… Al día siguiente, el chico aquel la buscó a primera hora antes de irse a la escuela secundaria… Y la casa de ellos estaba vacía… Y el muchacho preguntó a una y otra vecina y simplemente dijeron lo obvio… La casa amaneció vacía… Ella y sus padres se habían ido del pueblo… Sin despedirse de nadie… Sin ofrecer razones de peso y con peso…
PLAZOLETA: Y nunca más volvieron al patio de vecindad ni al pueblo… Los padres y tres hermanos y ella (Olivi se llamaba, Oli le decían) desaparecieron como, digamos, caray, secuestrados por unos malosos… Sus razones habrían tenido… Y el chico se zambulló en el peor dolor y sufrimiento de la vida, más que por el primer beso, por la primera ilusión frustrada… Ni siquiera, vaya, en la escuela secundaria ni ella ni sus hermanos se dieron de baja… En el archivo del colegio quedaron para siempre sus papeles…
PALMERAS: Ene número de veces se le ha buscado… Incluso, tiempo existió cuando en el periódico fue publicado un anuncio económico pidiendo a Oli (sin apellidos) mostrarse, avisar que está viva… Extrañando más, mucho más, aquella visión mágica, hipnótica y maravillosa del verano a punto de terminar… Pero nunca una respuesta… Jamás unas letras en un telegrama… Y desde entonces (más de sesenta años) únicamente se ha vivido en la nostalgia convencidos de que la vida es injusta, muy injusta… (lv)