Presa Yuribia, pasiones revolcadas
I (Tomas milenarias de 44 años)
Desde la semana anterior, la presa Yuribia en Tatahuicapan, al sur de Veracruz, que abastece de agua a varios municipios (Coatzacoalcos, Minatitlán y Cosoleacaque) está tomada.
La autoridad municipal y el pueblo lo decidieron para exigir obra pública.
Incluso, ofrecida. Pero incumplida.
Y la presa sigue cerrada desde el viernes 20 de septiembre.
Pero las pasiones… recrudecidas.
Una:
Clases suspendidas.
Dos:
Suspendido el servicio de los autobuses de pasajeros.
Tres:
Bloqueados los accesos al pueblo.
Cuatro:
Suspendidas las actividades productivas.
Firme, inalterable, el presidente municipal y la población para hacer cumplir a los alcaldes de los poblados beneficiados con el agua y a la autoridad estatal y a los anexos y conexos.
Tiempo anterior cuando la presa fue tomada por los vecinos, llegó García, el góber jaranero, y les dijo que como ellos, él, el góber, era (es) indígena…
Y se llama Cuitláhuac…
Y sus cinco hermanos también son indígenas porque fueron bautizados con nombres indígenas…
En nombre de la sangre indígena… le entregaran la presa.
García debió salir del pueblo “entre piernas”, aun cuando antes el secretario General de Gobierno, Éric Patrocinio Cisneros Burgos, sintió el cortocircuito de un pueblo sublevado.
La presa Yuribia fue construida por el gobernador Agustín Silvestre Acosta Lagunes y el alcalde de Coatzacoalcos era Juan Hillman Jiménez, uno de los miembros del grupo político conocido con el nombre de “Las Panteras Negras”.
Desde entonces, la presa “una gran manzana de la discordia”.
Todo porque las promesas de infraestructura del Estado y los alcaldes se fueron por las cañerías.
Han recibido el agua de la montaña de Soteapan y sin reciprocidad alguna.
En el tiempo priista (ya se sabe, “La dictadura perfecta”), las tribus políticas hacían y deshacían.
Ahora, con MORENA, el PRI del siglo XXI, repiten la misma filosofía política.
El desdén.
El menosprecio.
La indiferencia.
La venta burda, ramplona, demagógica y populista de esperanzas sociales.
“La tomadura de pelo”.
Hasta ayer, en Tatahuicapan, la población firme, inalterable, de mantenerse en su posición.
Indicativo, además, porque es final del sexenio de la 4T en un Veracruz huracanado y turbulento como por ejemplo fue manifiesto el domingo 22 de septiembre con el último adiós a AMLO, el presidente, en la ciudad jarocha, y lo recibieron a huevazos y botellas con agua antes de inaugurar la casa museo donde vivió Benito Juárez García, aquel que, por cierto, otorgó cargos públicos a sus tres yernos.
Y por Dedazo, claro.
II (Litigios municipales)
De Agustín Acosta Lagunes a García, el góber, un total de 9 (nueve gobernadores).
44 (cuarenta y cuatro) años en el ejercicio del poder.
Más de cuatro décadas de conflictos con la presa Yuribia en cada periodo constitucional.
Los alcaldes bien pudieran calibrarse por el número de ocasiones que en su tiempo la presa fue tomada y cerradas las válvulas y dejando sin agua a los municipios sureños.
Casi casi (y aunque parezca exagerado y rimbombante) como las relaciones pocos tenues entre México y Estados Unidos.
44 años de litigios municipales como, por ejemplo, en las demarcaciones con problemas territoriales.
Quizá el principio de autoridad del Estado ausente de manera total y absoluta para establecer las reglas de convivencia política y social entre las partes.
Caray, en aquel tiempo de Lázaro Cárdenas del Río como presidente de la república viajaba al lugar del conflicto entre dos o más pueblos y en el diálogo y la negociación permanecía en el lugar de los hechos turbulentos hasta la solución concreta y específica.
III (Operadores políticos)
Cada día en suspenso cardiaco manifiesta un hecho lapidario:
La incapacidad de los operadores políticos de García, el góber.
Los operadores que entrenados en los más ríspidos conflictos salen del ruedo como “toreros en tarde de luces) porque son hábiles para la conservación negociada.
En el caso de la 4T Veracruz, para llorar…
Con subalternos así lógico que García sea un hazmerreir.