Y vivir, claro, con miedo en cada amanecer y anochecer.
Digamos, y como dice el filósofo, “la paz de los sepulcros”.

PASAMANOS: Hacia el final del sexenio de AMLO, el presidente, y su góber jaranero, Veracruz figura en las cinco entidades federativas con “cifras negras” de delitos.
Uno, los feminicidios. Dos, los secuestros. Tres, las extorsiones. Cuatro, las desapariciones. Y cinco, las fosas clandestinas.
En todos los casos, ocupando del primero al quinto lugar nacional.
He ahí despellejado el sexenio de García, incapaz de cumplir con la sentencia superior del llamado Estado de Derecho garantizando la seguridad en la vida y los bienes.
Duro y rudo que ocho de cada diez ciudadanos de Veracruz así lo sientan, perciban, crean y estén convencidos.
Así el góber y anexos y conexos “se curen en salud” y como el magister Poncio Pilatos “se laven las manos” en una tina limpia y blanca y se sequen el agua con una toalla pulcra, muy pulcra.

CORREDORES: Y si ocho de cada diez ciudadanos perciben, huelen, olfatean, padecen la inseguridad, el descrédito y el desencanto total y absoluto con la primera generación guinda y marrón en el poder estatal.
La silla embrujada del palacio quedó demasiado grande a García.
Nunca pudo. Nunca quiso. Nunca manifestó con hechos concretos y lapidarios la voluntad superior para vivir en paz, digamos, como en los dos años del capitán Fernando Gutiérrez Barrios luego de acabar con “La Sonora Matancera”, los narcos y sicarios de entonces en el siglo pasado.

BALCONES: El sexenio obradorista de Veracruz ya se va. Y es y ha sido y será el peor error de AMLO, el presidente.
Jamás “apretó tuercas” para el cumplimiento de García con tantos pendientes sociales y en donde se incluye el desempleo, el subempleo, los salarios pichurrientos y el primer lugar nacional en migración a Estados Unidos buscando un trabajo digno, estable y cubierto con justicia laboral.

PASILLOS: Por el contrario, Andrés Manuel López Obrador la pasó vitoreando a García.
Que el político más honesto del Golfo de México. Que incapaz de robar un centavo del erario. Que el mejor bailador de salsa, danzón y guaracha.
Mundo frívolo, pues.
Pero dado el Veracruz que está dejando, alguna razón de peso y con peso tendrá AMLO para tanta deferencia.
Con García, el Veracruz reproducido en el periodo constitucional, entre otros, por Javier Duarte (palabras mayores), Agustín Silvestre Acosta Lagunes, Jorge Cerdán y los porfiristas Luis Mier y Terán y Teodoro A. Dehesa, quizá el góber con más años en el trono del palacio de Xalapa, diecinueve en total.

VENTANAS: ¡Lamentable!
Un sexenio más… en el vacío. Mejor dicho, en la nada. Y la nada… es nada, que decían los filósofos atenienses.
Claro, a los Morenacos les fue, les habrá ido, bien, muy bien, digamos, como en el tiempo priista de “La dictadura perfecta”.
Con todo y el estribillo del Edén de que “no somos iguales” y que significa un pitorreo.
Y si por ahí García y los suyos construyeron el aula de una escuelita…
Introdujeron el agua potable en una ranchería…
Pavimentaron un caminito rural…
Abrieron una Clínica en la parte más recóndita de las zonas indígenas…
Etecé, etecé…
Simplemente era su obligación, pues ni modo de pasar el sexenio en blanco (como parece) bailando salsa y danzón.
Y culpando a todos de sus incompetencias y deficiencias. (lv)